El cura que colgó la sotana y aspira a ser alcalde de Langreo por IU

Natural de Candás, tiene 55 años. A los doce, entró en el seminario. ¿Por convicción, de niño? La respuesta es afirmativa. «Fue por la figura del sacerdote de mi pueblo, Valeriano Muñoz; era una persona cercana y comprometida con los problemas de la gente. Y el cura vivía al lado de mi casa, por lo que pude ver cómo afrontaba los problemas de los más necesitados. Una manera de continuar con esa labor era imitándola. Me enseñaron que hay que ayudar a los demás».

Con 24 años fue ordenado y estuvo en varias localidades hasta llegar a su destino en el distrito de Ciaño. ¿Por qué colgó la sotana? «Tuve una grave recaída en una depresión; volví a casa de mis padres y se acabó. Pero en ningún momento perdí mi convicción religiosa. Voy a misa los domingos con mi familia».

Ideológicamente, admite que siempre ha estado cerca de Izquierda Unida. Era simpatizante y sigue siéndolo; no está afiliado. «Siempre he defendido que los trabajadores tienen que estar organizados, la pertenencia a un sindicato de clase para defender sus derechos. Cuando empecé a dar clases de Religión en el colegio de los Dominicos me afilié a USO». Ha sido teleoperador y ahora trabaja en Correos desde 2016; de hecho, acudió a las oposiciones convocadas por esta empresa pública el pasado domingo. En la actualidad, está en CC OO.

¿Es comunista? «Me defino comprometido con la izquierda, porque entiendo que entre nosotros tenemos que ser solidarios, apoyarnos unos a otros. En la situación actual, no se puede dejar atrás a alguien. Los únicos a quienes encuentras ayudando a los desfavorecidos son a los de izquierdas y a los cristianos». Defiende que no hay ideología en la Iglesia a pesar de que siempre «hay algún descosido».

Y todo lo contrario es lo que manifiesta sobre el PSOE, partido que ahora gobierna en Langreo. Sí, hay ideología de izquierdas «pero en su militancia; en el ejercicio del poder, se trata de una formación que ha demostrado que necesita de un contrapeso que le haga no desviarse de los principios de sus propias bases. Conozco a muchos militantes socialistas y están comprometidos con la transformación social».

En ese sentido, cree que en Langreo no hay que limitarse a ser contrapeso. Habla de cambio. «Necesita un gobierno municipal que gestione, que escuche a los vecinos y que, sobre todo, esté comprometido con los trabajadores, con los desempleados y con las clases desfavorecidas de nuestra sociedad. El concejo necesita un empuje en serio». Quiere dejar atrás las zonas degradadas, los barrios abandonados y habla de crear ciudad, «que esté integrada y que no haya diferencias en el trato entre la zona urbana y la rural».

¿Se ve de alcalde? «Me veo formando parte de un grupo de personas que dirija el Ayuntamiento». Si no logra la mayoría suficiente, asegura que estará en la oposición. «Mi opción es un servicio, he adquirido un compromiso por cuatro años. Y según lo que la sociedad decida, allí trabajaremos».