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Imagen de las heridas provocadas en la cabeza del toro.

El conflicto de Puerto Pinos se agrava tras la denuncia por la muerte de un toro apuntillado

Ganaderos de las parroquias de León aseguran haber visto a personas «de Turón» tirando petardos para espantar al ganado

I. Santos

León.

Martes, 18 de julio 2023, 01:59

El conflicto en Puerto Pinos entre ganaderos de León y Mieres no parece que vaya a tener una pronta solución y, cada día, se torna más complicado. La última página escrita en esta historia es de una ganadera de San Emiliano que ha presentado una denuncia ante la Guardia Civil por la muerte de un toro de su propiedad, tras recibir «dos puntillazos».

El animal murió a causa de las heridas, tras ser atacado mientras pacía en Puerto Pinos. Además, denuncia el empleo de petardos para espantar su ganado. En todo este sentido, la Federación Leonesa de Entidades Locales Menores, que apoya a las juntas vecinales de Babia en la defensa de sus intereses en Puerto Pinos frente al Ayuntamiento de Mieres, ha querido informar de unos hechos «sumamente graves» que afectan precisamente a los derechos que tienen los ganaderos de los pueblos de San Emiliano, Villargusán, Candemuela y Pinos de poder pastar en dicho puerto.

El primero de los hechos denunciados ha sido que un toro de la raza asturiana de la montaña, propiedad de una ganadera del pueblo de San Emiliano, que tiene derecho a pastar en Puerto de Pinos, en concreto, en la Vega de Gorgaveros, apareció con dos heridas de puntilla de tres o cuatro centímetros de profundidad en la nuca, que le causaron finalmente la muerte. En un primer momento, en una visita rutinaria para ver cómo estaba el ganado «se comprobó que el toro tenía un comportamiento claramente anómalo, con una postura de cuello rara y con unos movimientos que indicaban algún problema grave de salud», aseguran en un comunicado.

Posibles infracciones

No obstante, no dejó acercarse a un veterinario para poder revisar su estado. Al día siguiente, estando ya tumbado y sin poder moverse se comprobó la existencia de dos heridas en la nuca producidas, con mucha probabilidad, por dos puntillazos. Finalmente, el toro murió ya que resultaba imposible curarle de esas heridas.

El segundo de los hechos, presenciado por un hijo de la ganadera propietaria del toro, es que en la zona en la que estaban pastando las vacas de su propiedad, se encontró un grupo de cinco o seis personas, reconociendo solo a dos, que son del valle de Turón, y cuando se retiraba, una vez vistos los animales, «se escucharon una serie de explosiones o detonaciones de grandes petardos o cohetes en la zona en la que las vacas estaban pastando, provocando que los animales se espantasen».

La ganadera de San Emiliano ha presentado denuncia ante la Guardia Civil por ambos hechos dado que los mismos pueden ser tipificados tanto como delito, como infracciones administrativas.

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