El acusado, en el juicio que se celebró ayer en Oviedo. ALEX PIÑA

«No lo vi. Choqué contra el guardarraíl, el coche salió despedido y lo atropellé»

R. M. se enfrenta a tres años de prisión: 28 meses por la muerte del guardia civil al que arrolló en la AS-I y cuatro más por cada uno de los dos heridos

MARTA VARELA

MIERES.

Sábado, 21 de enero 2023, 00:46

El repartidor R. M., de 50 años de edad, tras distraerse con la radio, según la acusación, atropellaba mortalmente, en febrero de 2021, al guardia civil mierense Ángel Antonio (Tono) Ambrosio en la autovía minera. Esta mañana acudía desolado al juicio, escapándosele en repetidas ocasiones ... las lágrimas, en el que se determinará la pena que recibirá por ese accidente. Tras escuchar a quince testigos, entre ellos varios peritos, se enfrenta a una condena de tres años de privación de libertad; pena que finalmente pidió la Fiscalía (aumentando en 21 meses su petición inicial) y a la que se sumó la acusación particular, que rebajó su primera petición en ocho meses. Le piden 28 meses por la muerte del agente y otros cuatro por cada uno de los dos heridos.

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Un incremento en la pena que la fiscal coordinadora de Tráfico de Asturias basó entre otros aspecto «en una desatención durante unos diez segundos a la carretera, sin ver las señales de reducción de velocidad visibles y colocadas cada cien metros».

El abogado de la acusación, Javier Moura, cree que «ha quedado acreditado que la imprudencia ha sido gravísima al conducir más de 500 metros con una desatención a las señales del control, que eran visibles». Apostilló también el letrado que «se trata de aplicar los principios jurídicos y el más importante es la vida, y aquí se ha quitado una».

Por su parte la defensa, ejercida por el abogado, Guillermo Calvo, pidió que «no se le meta en la cárcel». «Le arruinaría su vida, ya hubo un trágico fallecimiento; él asume su culpa y siempre ha pedido perdón», añadió.

Visto para sentencia

El juicio quedó visto para sentencia y será la titular del juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo la que dicte la misma. El acusado a duras penas podía contener las lágrimas y reiteraba su petición de perdón a la familia.

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Las pruebas periciales solicitadas tanto por la acusación particular como por la defensa constataron que R. M. salió del túnel, unos 600 metros antes del control y a pesar de advertir que debía reducir la velocidad a 80 kilómetros por hora, indicado con señales a ambos lados de la autovía, no se percató de las mismas.

La razón: conducía un vehículo de alquiler y estaba intentando sintonizar una cadena de radio. Una maniobra que pudo llevarle unos siete segundos, se apuntó en el juicio.

Cuando R. M. se percató del peligro, «unos 50 metros antes del control», según dichos informes, intentó evitar el choque contra uno de los vehículos que estaba parado. Según el relato del acusado, «cuando levanté la vista, vi a dos agentes haciéndome señales, me tiré a la derecha para evitar el coche que tenía parado, y no vi al agente hasta que impacté con él».

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Un atropello que según las pruebas periciales se produjo tras chocar en primer lugar contra el guardarraíl de la parte derecha de la carretera, lo que motivó que la furgoneta que conducía R. M. saliese despedida al arcén arrollando al guardia civil, que falleció, y posteriormente colisionando con un todoterreno del Instituto Armando, dejando herido leve a un segundo agente, y, de nuevo, chocó con otro coche, hiriendo a un tercer agente.

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