ALEJANDRO FUENTE
MIERES.
Domingo, 9 de mayo 2021, 01:12
¿Qué implica la transformación de la central térmica de La Pereda? Es una pregunta con muchas respuestas. La primera de ellas se centra en el propio plan que ha presentado Hunosa y que consiste en cambiar el uso de combustible y pasar de los ... fósiles -como el carbón- a la biomasa, principalmente. Pero la hullera pública va más allá: «Conllevaría la propia dinamización económica y social de la zona, y la disminución del total de las emisiones de la industria energética nacional, tomando como referencia lo generado en años anteriores, por lo que se espera un importante potencial mitigador del cambio climático asociado a la transformación de la misma». Uno de los aspectos de este impulso en el concejo que la acoge, Mieres, sería el del empleo.
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Por un lado, conservar la actividad en esta instalación permitiría mantener los 73 puestos de trabajo directos y 61 indirectos actuales y se «contaría con otros impactos indirectos y oportunidades en lo relativo a la gestión forestal -se estima la generación de unos 180 empleos en este sector- y el aprovechamiento del combustible sólido recuperado (CSR)».
El informe de impacto ambiental, que acompaña al anteproyecto que se encuentra en información pública, da otra respuesta más: «La puesta en marcha del proyecto garantiza el funcionamiento de la térmica, y con ello, el compromiso de Hunosa con el Principado. La no realización del proyecto conllevaría al cese de la actividad y posterior desmantelamiento de la instalación». Se perderían todos los empleos, los actuales y la previsión de crear nuevos.
La hullera destaca también que «dejarían de generarse 350.000 megavatios por hora anuales que deberían producirse en otras instalaciones, cuya construcción deberá ser adicional, más allá del aprovechamiento actual de las instalaciones de la central. En este sentido -añade-, debe destacarse que cualquier alternativa que permita el aprovechamiento de las instalaciones sin generar nuevas ocupaciones contribuye a disminuir los impactos y cargas ambientales durante el proceso de generación eléctrica».
Hay un plazo de ocho meses de obras que incluyen la propia obra civil para esta transformación, el montaje mecánico, el eléctrico y la puesta en funcionamiento última de la central. «Se estima que durante estos meses de obras se generará un empleo estimado de unos 250 trabajadores».
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En lo referente al cambio en el consumo básico de materias primas para la generación de energía, el suministro de la central estará basado en la biomasa y el combustible sólido recuperado (CSR). «Tras las modificaciones, la central pasará a utilizar una mezcla entre distintos materiales de eucalipto, pino, frondosas, residuos forestales y CSR. La proporción total de biomasa podrá llegar a ser de hasta el 100%, y la del CSR no excederá del 25% del aporte energético». Se estima un consumo anual de 400.000 toneladas año procedentes una gestión forestal sostenible, teniendo en cuenta los estudios de disponibilidad de biomasa realizados por el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (CETEMAS) y la Universidad de Oviedo.
«En estos estudios se ha analizado, cuantificado y valorado la biomasa disponible siguiendo criterios de sostenibilidad ambiental y considerando como límite al aprovechamiento el propio incremento anual de la biomasa total y teniendo en cuenta que las cortas realizadas actualmente se encuentran por debajo de este último, por lo que se garantiza un mayor porcentaje de corta anual para abastecer la demanda».
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Desde Hunosa se seleccionarán proveedores de biomasa que garanticen que las operaciones de aprovechamiento maderero se realizan de forma sostenible, garantizando la cadena de custodia, las prácticas respetuosas con el medio ambiente y asegurando la completa trazabilidad de la madera.
En el caso del CSR, está previsto el empleo máximo de 86.400 toneladas al año. «Este combustible procederá prioritariamente del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias, Cogersa».
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Se trata de residuos sometidos a tratamientos mecánico-biológicos, que les confieren propiedades estables, en gran parte independientes de los residuos de los que proceden. «Entre sus características, tiene un alto poder calorífico». Así, el CSR es un combustible derivado de residuos «que responde a unas características muy definidas de calidad, que pueden ser certificadas por las instalaciones productoras. A nivel de políticas comunitarias ambientales existe un claro apoyo a la promoción de este tipo de combustibles para la sustitución de combustibles fósiles en los procesos de generación o de uso de la energía dentro de una estrategia global de sostenibilidad».
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