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ALEJANDRO FUENTE
OVIEDO.
Lunes, 4 de julio 2022, 03:21
La nueva responsabilidad no le pilla de nuevas a Armando Fernández Natal, 'Mandi' (Figaredo, 1958). Este ingeniero técnico de Minas, con amplia trayectoria en la gestión sindical, ya era el vicepresidente del Montepío de la Minería. Con la marcha de Juan José González Pulgar el ... pasado junio, asume ahora el cargo al frente de la entidad, que se juega su futuro. Asegura que ha iniciado el trabajo «a tope», con las visitas a los centros residenciales vacacionales de Roquetas del Mar (Almería) y los Alcázares (Murcia).
-¿Cómo está la ocupación?
-Este mes en Roquetas estaremos al 70% y en los Alcázares, al 84%. Son buenas cifras, en consonancia con otros años. En Ledesma (Salamanca) estamos al 47%. Aquí no tenemos cifras comparativas con el año pasado porque estábamos cerrados. Si vamos a 2019, estamos por debajo, pero el balneario tiene una peculiaridad: los dos momentos de máxima ocupación se centran en el programa de termalismo, a partir de octubre y noviembre se cubre con el Imserso. Pero no está funcionando.
-El Montepío interpuso una demanda contra el Imserso.
-Ya ha sido admitida y ahora estamos con su tramitación. Se trata de un contencioso-administrativo. Consideramos que el tiempo que permanecimos a la espera y a disposición del instituto conlleva unos costes que creemos que tienen que ser, como mínimo, compartidos. El programa se suspendió, pero se mantuvo el contrato. Esos gastos de mantenimiento tienen que se abonados. Son 700.000 euros lo que pedimos. En 2020, el balneario de Ledesma perdió 1,2 millones de euros.
-Lo que funciona muy bien es la residencia de Felechosa.
-Para nosotros se trata de un centro muy importante, pero desde el punto de vista residencial, en el concepto de dar servicio y en la importancia que tienen los propios residentes. Entronca con la base social que debe tener el Montepío, que es el servicio a los mutualistas. Hay que destacar la labor desarrollada por los trabajadores durante la pandemia. La residencia se blindó. Pero, como todo, siempre hay incertidumbres sobre el futuro, sobre ésta y sobre el conjunto de las residencias. Una es por el nuevo modelo residencial que se está negociando a escala estatal, al que habrá que adaptarse, ya que implicará el aumento de cuidadores. Ahora estamos en un trabajador por cada tres residentes y llegará a dos por cada tres residentes. Eso conllevará un incremento de los costes.
-¿Subirán las tarifas?
-Hubo un aumento de costes, sobre todo en los suministros, en todos nuestros centros. Y no lo transmitimos a residencial alguno. El objetivo de este año es contribuir a que tanto mutualistas como residentes tengan un apoyo a la inflación galopante que estamos sufriendo. Esperemos que bajen los precios y podamos hacer una reordenación.
-¿Y si la inflación se mantiene?
-En enero tendríamos que hacer una subida tanto en el geriátrico como en los residenciales. Se decidirá en diciembre.
-¿Cuál va a ser su reto?
-El más importante es el de consolidar la propia mutua en el ámbito de los mutualistas. El sector minero presenta una evolución de reducción del sector. Y también nos influye mucho la edad, ya que nuestros mutualistas tienen una edad avanzada. Hay que rejuvenecer la mutualidad captando a nuevos miembros. Hay que abrirse al conjunto de la sociedad si queremos seguir manteniendo una entidad viva. Por eso queremos abrirnos a los sectores representativos de nuestros socios protectores. El SOMA-Fitag-UGT representa a los sectores eléctrico, químico, agroalimentario o al textil. Hay que consolidar un Montepío de futuro que no finalice con el último minero.
-¿Será complicado atraer nuevos mutualistas? ¿Considera que la imagen de la entidad tras los escándalos de José Ángel Fernández Villa y José Antonio Postigo (Caso Hulla) ya está lavada?
-Después de diez años ese lastre ya quedó solventado. Hay que intentar aumentar nuestra masa social. El éxito va a depender de la capacidad de convicción para atraer a la gente en la necesidad de colaborar en una organización de profunda base social. Una labor importante que se hizo fue cortar con claridad y diferenciar los comportamientos individuales de los que es una institución colectiva como el Montepío.
-¿A usted le manchó su vinculación con Villa?
-Afectó a todo el mundo y más a quienes compartimos responsabilidades. Pero hay que hacer otra lectura importante: cuando las organizaciones son sólidas y fuertes sobreviven a cualquier actuación individual.
-¿Cómo se piensa atraer a esa nueva masa social?
-Lo primero es mostrarnos al conjunto de la sociedad contando con los socios protectores. En este caso, con el SOMA y con la Asociación de Vigilantes. Hay que contactar y compaginar con ellos esta difusión. Pero se trata de una labor que tenemos que realizar nosotros.
-¿Se va a actuar para reincorporar a Comisiones Obreras como socio protector?
-Está en su mano. Cuando quieran y en el momento que consideren oportuno.
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