Zona del argayo en Puenxo, donde falleció un vecino hace un año, ya asegurada por el Ayuntamiento. J. M. PARDO

«Un año después del argayo mortal de Boo, seguimos en situación de riesgo»

Los vecinos dicen que el Ayuntamiento contratará en breve la redacción de un proyecto que señale el peligro de nuevos desprendimientos

ALEJANDRO FUENTE

BOO (ALLER).

Viernes, 8 de enero 2021, 01:16

Ocurría hace poco más de un año. El 19 de diciembre de 2019, un enorme argayo de rocas y barro sepultaba y acababa con la vida de un vecino de la localidad allerana de Boo. José Antonio Lesmes Botrá, de 77 años, quedó atrapado por ... el desprendimiento cuando daba un paseo por un camino en Puenxo. La zona ya fue asegurada tras una obra exprés en la que el Ayuntamiento de Aller destinó más de 100.000 euros. «No creemos que vuelva ocurrir en este lugar, tras la actuación realizada. Pero puede volver a pasar en el pueblo; seguimos igual que hace años», afirma el presidente de la asociación de vecinos, Gaspar Vázquez Lobo.

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Y es que los habitantes de esta población recordaban, hace un año -tras el suceso-, que se llevaba tiempo avisando de los constantes corrimientos de tierras en la zona, que achacaban a las antiguas labores mineras. De hecho, hace casi treinta años ya hubo un desprendimiento que se llevó por delante varias casas a escasos metros del argayo de diciembre de 2019. Entonces, las viviendas ya estaban desalojadas porque se advirtió antes del inminente riesgo.

No es la primera vez que hay que actuar en la zona. En febrero de 2018 se culminaba la obra de construcción de un muro de contención ante el riesgo de desprendimiento de la conocida como la peña de El Picu, muy próxima a la del argayo de Boo. Los trabajos contaron entonces con un presupuesto de poco más de 68.000 euros. Pero esa labor fue inicial; todavía están pendientes las soluciones definitivas que se tenían que plasmar en un estudio encargado para determinar las causas de la posible rotura de la roca, un peñasco de 720 toneladas.

Medidas pendientes

El citado muro fue el primer paso, pero se marcaron otras obras necesarias, como una limpieza en profundidad de la roca para quitar la vegetación, la instalación de dos mallas metálicas de seguridad, una de triple torsión y una segunda de alta resistencia. También estaba prevista la colocación de burones y la construcción de canales de drenaje en la parte superior para impedir que el agua siga generando el desgaste en la peña y nuevas filtraciones. El documento, que fue redactado por una empresa, concluyó también que hay riesgo de fractura y posible caída. En este sentido, el texto apuntaba a las propias características de la piedra, a la rotura de la misma, a la pendiente del terreno y, también, a la actuación humana con la adecuación de un talud y a la subsidencia (hundimiento) minera de la zona.

«Contamos con el compromiso del alcalde -el socialista Juan Carlos Iglesias- de que el Ayuntamiento licite y contrate en breve un estudio geológico para determinar el alcance del riesgo al que nos enfrentamos en la zona. Esperemos que se realice y nos sirva para buscar soluciones a este problema que precisa de una solución definitiva», declaraba García Lobo.

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La intención de la agrupación vecinal es reclamar responsabilidades, con el resultado que dé el estudio geológico, a Hunosa, a la que consideran subsidiaria última de las consecuencias de la actividad minera en la población. De hecho, son muchas las grietas que aparecen en viviendas de la población allerana.

La hullera contrata, de forma periódica, mediciones de las grietas que se producen sobre el terreno para su evaluación.

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