Los Llorío tiran de su carroza tras otra de las embarcaciones participantes en el Descenso del Nalón.

Cuatro gotas y una gran riada

«La sensación de satisfacción cuando tu carroza llega completa a La Chalana es enorme», aseguraba una de las participantes

RUTH ARIAS

Domingo, 23 de agosto 2015, 00:27

Asturianos en madreñas, payasos, vampiros, vikingos, romanos y hasta viajeros espaciales. «¡Cuántas cabezas se ven!», exclamaba sorprendida Dolores Sánchez desde la margen sur del río, firme en su puesto de observadora privilegiada del XVIII Descenso Folclórico del Nalón. Eran las siete de la tarde y hacía ya alrededor de media hora que las primeras embarcaciones habían comenzado a bajar un río «más difícil que otros años». En contra juegan la corriente y los regodones, que las carrozas más grandes suelen tener algún problema para esquivar. A favor, las ganas de pasarlo bien y de lucir las construcciones.

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Lleno absoluto en el Puente de Arco. Cánticos en el agua. Aplausos en la orilla. Música en las calles y en el 'práu' de La Chalana. Esto es el Descenso, un fin de fiesta de excepción para la Virgen del Otero. Empezó a las tres y media de la tarde. A esa hora caían ayer unas gotas de lluvia que pronto se convirtieron en un chaparrón. Pero en Laviana no se amilanaron y siguieron subiendo de La Pola hasta el Puente, tirando de sus embarcaciones entre charangas y música amplificada.

Tres horas después, cuando las primeras peñas comenzaron su trayecto acuático las nubes ya habían dado una tregua y todo marchaba sobre ruedas. «Hay mucha gente joven, muchos nenos, y esto está fenomenal», decían unos veteranos del descenso vestidos de Telva y Pinón bajo el puente, donde mejor puede comprobarse la calidad de unas construcciones que ellos piden «que no dejen de ser folclóricas».

«Cada año mejores»

Los Barettini deslumbraron con una espectacular embarcación en la que un dragón preparado para elevar las alas sobrevolaba una casa de piedra con fuente incluida. 'De vikingos pol Nalón a la caza del dragón' fue una de las carrozas más aplaudidas, pero también destacaron otras como 'La guitarra', 'A La Chalana, que vuela', aunque junto a las felicitaciones del público, lo mejor es «la sensación de satisfacción que tienes cuando la carroza llega completa», relataba Merce Riestra, de Boroñes, que presentaron un Partenón machacado por el euro: 'Boroñes al rescate de Grecia'. «Las carrozas son cada año mejores», certificaba un veterano participante, Andrés González.

Cerca de 2.000 peñistas en 32 embarcaciones bajaron el río y llegaron en mejores o peores condiciones a La Chalana, a lo que hay que sumar la gente que «va por libre» y desciende caminando, agarrado a un neumático o en colchoneta. La cifra da buena cuenta de cómo ha resurgido esta fiesta en sus últimas ediciones.

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Pero a pesar de todo, la celebración no fue completa este año. Las embarcaciones lucían crespones negros en recuerdo del joven Delio Orviz, miembro de una de las peñas y fallecido dos días antes. Su memoria estuvo presente durante todo el recorrido e incluso motivó la retirada de tres de las peñas.

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