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«Uno de los peores momentos de mi vida fue tener que despedir a gente»
Bienestar Geriátrico

«Uno de los peores momentos de mi vida fue tener que despedir a gente»

Durante sus ocho años de presidencia, que dejará el 27 de junio, el Montepío ha duplicado su patrimonio hasta los 50 millones de euros

MARTA VARELA

Domingo, 22 de junio 2014, 01:40

La historia más reciente y boyante del Montepío de la Minería Asturiana tiene un nombre propio: José Antonio Postigo. Después de ocho años al frente de una institución, en la actualidad admirada por todos los sectores, abandona voluntariamente la presidencia para dejar paso a nuevas ideas

EL PERFIL

  • De Málaga a Mieres. Postigo nace el 18 de agosto de 1957 en Málaga. Tres años después llega a Mieres.

  • Minero. A los 14 años comienza a trabajar en la minería privada. El 1 de enero de 1984 ingresa en el pozo Nicolasa de Hunosa.

  • Sindicalista. En 1976 se afilia al SOMA-UGT y en 1986 es nombrado primer secretario de la sección sindical sindical de Nicolasa. Desde 2006, preside el Montepío.

Ocho años de presidencia han propiciado muchos cambios ¿cuáles han sido los más significativos?

Entré con mucha ilusión, y a sabiendas de que tenía que trabajar mucho, en junio de 2006. Quizás de lo que más orgulloso me siento es del respeto que se ha conseguido hacia la institución. Tenemos un reconocimiento a escala regional y nacional. Hemos normalizado la imagen del Montepío como entidad social sin ánimo de lucro, quedan ya pocas instituciones de este tipo de España y dado un giro. Ahora somos considerados una institución emblemática.

¿Han impulsado muchas mejoras en sus propiedades?

Si, cuando yo llegué, por ejemplo, en las instalaciones de Los Alcázares (Murcia) había 236 apartamentos en los que no había ni microondas, ni espejos... Cambiamos cocinas, suelos. Se ha mejorado también las instalaciones de Roquetas del Mar (Almería). En las de Ledesma (Salamanca), hemos introducido mejoras en la zona de aguas, con una inversión muy fuerte para no quedar obsoletos. Ahora estamos produciendo una gama de productos vinculados al agua de Ledesma y la cosmética: cremas hidratantes, jabones... Tenemos una demanda alta y esperamos iniciar una comercialización fuera de nuestros mutualistas, a través de internet, son proyectos que estamos estudiando. Y, no sin muchos esfuerzos, hemos conseguido poner en marcha 'La Residencia' en Felechosa, pocos creían en este proyecto, pero seguimos adelante por nuestros mayores.

Dos años sin plazas concertadas

Una residencia surgida en plena crisis económica ¿cuál es su situación actual?

Hemos luchado mucho y prácticamente solos por este proyecto. Ha sido duro, incluso tuvimos que llegar a un expediente de regulación de empleo del personal ante la poca demanda inicial. En la actualidad, está repuntando, ya tenemos 107 residentes. La demanda actual es más para habitaciones individuales y por eso estamos adaptando algunas de las dobles a sencillas. Esperamos poder concertar plazas con la administración. De hecho llevamos dos años esperando por ellas. Lo importante es que estamos creando confianza entre los residentes y sus familiares. Además, abrimos el mercado a colectivos como los grandes dependientes y los discapacitados.

¿Cómo han repercutido estas dificultades en el patrimonio del Montepío?

En estos ocho años hemos conseguido duplicarlo. En junio de 2006 teníamos un patrimonio de 25 millones de euros y, en estos momentos, se valora en más de 50 millones. Y se ha logrado ampliar durante una época complicada en España, consiguiendo para los mineros espacios de gran calidad. Es un patrimonio para mineros y gestionado por mineros, pero abiertos a la sociedad.

En estos ocho años habrá pasado de todo, ¿recuerda la situación más dura?

No tengo dudas, cuando tuve que afrontar el despido de doce trabajadores en Ledesma para poder seguir manteniendo el balneario y el resto de empleos. Me quitó muchas horas de sueño. Mire muchos informes y todos recomendaban los despidos, no era posible continuar con una plantilla sobredimensionada. Yo soy un sindicalista y no tuve otro remedio que ponerme en la piel de un empresario por el bien del Montepío. Es algo que me costó mucho, más de lo que pensaba. Mirándolo ahora podemos decir que el balneario tiene futuro, hemos pasado de más de 200.000 euros de pérdidas a conseguir beneficios importantes.

Deja la presidencia ¿por qué?

Es algo que he madurado mucho. El año pasado tocaba cambiar la dirección, pero desde el SOMA me pidieron seguir y continué, pero ya quería dejarlo. Hace unos meses comunique mi voluntad de irme en la reunión anual del próximo 27 de junio, aunque podía haber continuado dos años más, hasta terminar el actual mandato. Quiero disfrutar un poco de mi familia.

¿Qué espera del nuevo presidente?

El trabajo en el Montepío debe ser de equipo, espero que la gente lleguer con ganas de trabajar, con nuevas ideas. Tiene que tener una visión de futuro, integradora, contar con la participación de todo el mundo. Saber escuchar, porque no somos los más listos.

El próximo día 27 será, como anuncia, su última asamblea de presidente ¿Cómo se presenta?

Espero que, como ha ocurrido hasta ahora, se apruebe la gestión de este ejercicio. Como hemos hecho estos ocho años, basamos nuestra gestión en la transparencia y el conocimiento que deben tener todos los mutualistas de las cosas que se hacen y de las que se harán en el futuro. Es necesario para lograr el visto bueno. Desde el primer día hemos llevado una gestión transparente y cercana al mutualista que es para quien trabajamos y para quien se debe seguir trabajando.

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