Agentes de la Policía en casa de la víctima. NEL ACEBAL
Exclusiva: El sumario del Caso Ardines

Así fue la investigación para descubrir a los asesinos del concejal de Llanes Javier Ardines

EL COMERCIO accede al sumario del caso, en el que los investigadores de la Guardia Civil detallan el complejo operativo que permitió trazar la conexión entre Pedro Nieva, el intermediario y los dos sicarios argelinos

PABLO SUÁREZ / LUCÍA RAMOS

Viernes, 15 de mayo 2020, 21:33

El 3 de septiembre de 2018, apenas unas semanas después de que apareciese el cuerpo sin vida de Javier Ardines, los investigadores de la Guardia Civil constataron la posible implicación en el crimen de su primo político, Pedro Nieva, y centraron su investigación ... en los movimientos que este había realizado en los meses anteriores al asesinato. En este sentido, el 27 de julio de 2018 es la referencia utilizada por los agentes para comenzar a deshacer la compleja red creada por el inductor del crimen. Ese día, Nieva se desplaza desde Vizcaya hasta su segundo domicilio en Belmonte de Pría. Lo hace sin motivo aparente alguno y acompañado por otras dos personas. Conocer la identidad de estos acompañantes es el primer desafío con el que se encuentra la Guardia Civil, que no guarda duda de que esa identificación es el primer paso, y a la postre el más importante, para comenzar a resolver el caso.

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Por este motivo, la Benemérita moviliza a sus agentes de élite en lo que a rastreo de conexiones telefónicas se refiere. El objetivo es que estos, que ya habían resultado claves en el esclarecimiento de otros crímenes como el de Diana Quer, lograsen geolocalizar los móviles de las dos personas que acompañaban a Nieva y así identificar a los usuarios de dichas líneas. Para ello, los agentes realizaron un exhaustivo análisis de los registros telefónicos sobre la totalidad de los repetidores y listados telefónicos recogidos en el trayecto descrito por Nieva, pudiendo concluir que ese mismo 27 de julio, una persona realizó el mismo desplazamiento, en tiempo y espacio, que el investigado. Entre estas coincidencias se incluye la registrada por el repetidor que proporciona cobertura a la zona en la que apareció el cuerpo sin vida de Javier Ardines, lo que evidencia que ambos estuvieron en esta zona.

Una vez localizada la línea telefónica del acompañante de Nieva y tras requerir la información pertinente a la compañía telefónica, los investigadores comprueban que la titularidad de dicho abonado se correspondería con la de una mujer, la esposa de Jesús Muguruza Butrón. Con este dato y tras haber pinchado anteriormente el móvil de Pedro Nieva, la Guardia Civil encuentra en el dispositivo de este último un contacto cuyo número coincide con el identificado bajo el nombre de 'Jesús Astrabudua'. Esto demostraría que, pese a figurar bajo el nombre de su mujer, Muguruza sería quien hiciese uso del terminal y la línea, confirmándose así la identidad del primero de los dos acompañantes a los que Nieva llevó a Belmonte de Pría un mes antes del crimen.

Declaración de Muguruza

Conscientes de la importancia que tenía para la investigación conocer los motivos que llevaron a Nieva, Muguruza y una tercera persona a realizar ese desplazamiento, los agentes deciden solicitar la declaración de Muguruza en calidad de testigo. En su comparecencia, el intermediario reconoce haber acompañado a Nieva a su casa de Llanes en el mes de julio. «Sobre finales del mes de julio, Pedro me ofreció que si le pegaba una paliza al hombre con el que la mujer de Asturias le estaba siendo infiel, me pagaría un dinero», explicó Muguruza, quien aseguró que, pese a que él rechazó el ofrecimiento, recomendó a Nieva contactar con un argelino que «creía que lo podía hacer». En su declaración, donde el intermediario refirió numerosos detalles sobre los contactos establecidos para cerrar el acuerdo, Muguruza explicó que el 27 de julio, de cara a inspeccionar el terreno en el que tendría lugar la «paliza» que terminó en asesinato, tanto Nieva como él y el argelino se desplazaron hasta Llanes en el coche del primero. Sobre esta tercera persona, Muguruza refirió a Djilali, a quien a la postre la investigación confirmaría como uno de los sicarios que terminó con la vida del concejal.

Llegados a este punto, los agentes volvieron a recurrir a la telefonía para identificar al argelino. En base al listado telefónico anteriormente solicitado a la compañía de la que era usuario Muguruza, los investigadores repararon en una serie de interacciones con un teléfono que encajaban en tiempo y forma con el relato aportado por el intermediario durante su declaración en dependencias policiales. Convencidos de que se trataba de esa línea, la Guardia Civil solicitó de nuevo a la compañía telefónica los datos del titular. El resultado no dejaba lugar a duda. El teléfono detectado, el del segundo acompañante de Nieva en su incursión a Llanes, correspondía a un hombre de nacionalidad argelina: Djelali Benattia.

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Esta sucesión de evidencias, resultado de horas y horas de trabajo por parte de la Guardia Civil, se recogen en el sumario como el punto de inflexión que permitió a los agentes dar con el segundo sicario y resolver el caso una vez todos los implicados estuvieron sobre el tablero. Para ello, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) en colaboración con la Policía Judicial de la Comandancia de Gijón, recurrieron a un sistema conocido como Handover, la cual permite a los terminales móviles estar conectados constantemente por un canal que les permite recibir una conexión intensa sin cortes. El único problema que presenta esta tecnología es que el almacenaje de los datos registrados por los repetidores apenas dura unos días. Por este motivo, tras aparecer el cuerpo sin vida de Ardines y pese a que los investigadores no disponían de indicios sobre los responsables del asesinato, una de sus primeras gestiones fue «la inmediata salvaguarda y posterior solicitud» de los datos almacenados.

Gracias a la observación de los Handover y los estudios de coberturas practicados sobre el terreno por parte de los agentes expertos en telecomunicaciones, la Guardia Civil pudo conocer que, «sin ningún género de duda», Djelali Benatia había estado en el lugar y en el momento en el que se produce el ataque que el 16 de agosto acabó con la vida de Javier Ardines. Solo quedaba conocer la identidad del acompañante y segundo sicario.

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