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La covid ha llevado al hospital a 7.243 asturianos

La covid ha llevado al hospital a 7.243 asturianos

Un año del primer ingreso. La pandemia azotó con especial virulencia a la región en la segunda ola aunque, a día de hoy, tiene la tasa de letalidad más alta del país

Domingo, 28 de febrero 2021, 03:29

Hace ahora justo un año -entonces 29 de febrero-, la Consejería de Salud notificaba el primer positivo por coronavirus en la región. Eran poco más de las cinco de la tarde. Hasta el HUCA, donde se ingresó al paciente, acudía el presidente regional, Adrián Barbón, para ofrecer, noventa minutos más tarde, una improvisada rueda de prensa en el salón de actos. Con solemnidad, semblante serio y rodeado de la cúpula sanitaria en el Principado: el consejero, el director de Salud Pública, el jefe de Epidemiología y la gerente del Sespa. Este diario abría su edición del día siguiente con el titular: «El coronavirus llega a Asturias». Era el primero de muchos, de los 43.179 casos que vendrían después hasta llegar a hoy. Y esos, si solo nos atenemos a los registros oficiales porque las propias autoridades sanitarias cifran los contagios por encima de los 100.000, un 10% de la población asturiana. Pero aquel 29 de febrero todavía hacíamos vida casi normal, como si aquello fuera con otros, si acaso leyendo las noticias que, por aquellos días, llegaban desde Italia. El virus parecía estar cerca, pero no tanto. Solo dos semanas después llegó el golpe de realidad cuando el Gobierno central decretó el estado de alarma. Era 14 de marzo y empezaban los meses de confinamiento.

La perspectiva del tiempo, de los últimos 365 días, nos podría hacer concluir que la primera ola fue casi un espejismo en Asturias en comparación a las que vinieron después. Pero, aunque los datos de después serían aún peores, conviene recordar que hasta la primera semana de junio ya había habido que lamentar 355 fallecimientos. Todos y cada uno igual de duros, pero inevitablemente con esa carga emocional añadida de ver cómo más de la mitad se producían en los geriátricos. Antes del verano, la cifra de positivos se situó en los 3.479, arrojando una tasa de letalidad del 10%, ese cálculo que pone en relación el número de muertes y los casos notificados.

Hacíamos antes referencia a un falso espejismo porque, a pesar de que Asturias resistió mejor el envite durante la primera ola, la segunda azotó con tal dureza que cuestionó las capacidades y fortalezas del sistema sanitario asturiano. La curva de contagios habla por sí sola. Hasta septiembre, eran pocas las jornadas en las que se superaba el centenar. Desde ese momento, el nivel de transmisión se desbocó. El pico llegaría el 13 de noviembre: 807 nuevos positivos en tan solo veinticuatro horas. Lo que hacía meses era excepcional se había convertido en rutina. Un día con menos de 500 notificaciones se convertía en noticia.

El Gobierno asturiano combatió primero con las declaraciones de alerta naranja y con los cierres perimetrales. Después, y tras el auxilio del Ejecutivo central que decretó un nuevo estado de alarma el 25 de octubre, se cerró toda la actividad económica no esencial provocando una salida del comercio y a la hostelería a las calles. La medida, en términos sanitarios, tardó en dar sus frutos, pero funcionó. La reducción de la movilidad y la limitación de las interacciones sociales permitieron llegar a las fechas navideñas con cierto alivio. Fíjense en estos dos datos. Solo en el mes de noviembre se contabilizaron más de 10.000 nuevos positivos y 578 muertes. Si volvemos a las cifras de la primera ola, solo en treinta días los datos prácticamente se duplicaron. Pero, llegó de nuevo el dilema: ¿salvar la Navidad? Esta vez, a diferencia de la relajación veraniega, se optó por un modelo intermedio aupado por la emotividad que envuelve para muchos esas fechas. A todas luces, la tibieza resultó insuficiente. Esta misma semana, y ya pensando, o haciendo que olvidemos, la Semana Santa los responsables políticos reconocieron los errores.

El virus, aunque debilitado, volvió a ganar. Superado el día de Reyes, Asturias -como el resto de España- inició la escalada de la tercera ola por la que aún nos encontramos descendiendo. No se han repetido los mismos picos. La vacunación, que arrancó el 27 de diciembre, ha hecho lo suyo. Pero de nuevo se vuelve a confirmar aquello del espejismo y la primera ola. El punto máximo diario se alcanzó hace un mes, el 26 de enero, con 613 casos. La estrategia regional, en esta ocasión, fue diferente. Cierres a la carta justificados en un mapa semafórico con indicadores epidemiológicos. El año comienza con 1.343 fallecidos. Hoy son 1.758. De ellos, 1.649 tenían más de 65 años.

Los hospitales asturianos han sido, y son, el mejor termómetro de la situación que se ha vivido en estos doce meses. Costaba imaginar que el cansancio de los tres primeros meses, los de los aplausos en los balcones, solo eran un preámbulo. El jefe de la UCI cardiaca del HUCA, Guillermo Muñiz Albaiceta, rememoraba en este diario en abril cómo el 26 de marzo «fue una de las peores noches de mi vida, estaba de guardia, teníamos las UCI completas, solo tres camas libres». Los hospitales tuvieron que adaptarse y buscar espacios donde fuese. En el HUCA se adaptó en tiempo récord una UCI en la zona de vestuarios que, en aquella ola, no llegó a usarse. O, en Gijón, donde se montó un hospital provisional -el H144- en el recinto ferial. Tras su inauguración a principios de abril sería desmontado sin estrenar. Meses después empezó a estar operativo.

Una de las peores jornadas, si es que eso se pudiera ordenar en los últimos meses, fue el 6 de noviembre. Esa mañana el Principado amaneció con solo una cama disponible para contagiados por coronavirus. Solo dos días antes habían ingresado de golpe, en unas horas, 82 pacientes covid en planta y 10 en UCI. Aquí los números tampoco dan lugar a muchas interpretaciones. A finales de junio habían pasado por los hospitales asturianos 1.117 pacientes con coronavirus. En UCI, 129; A finales de de septiembre, 1.301 y 150, respectivamente. A día de hoy, según los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, el número de casos que han necesitado hospitalización en Asturias durante los meses de pandemia asciende a 7.253 pacientes, 537 en estado critico. Pero es que ahí está el dato: solo en noviembre, 2.085 asturianos pasaron por los hospitales a causa de este virus, en torno al 30% del total desde el ingreso del primer caso aquel 29 de febrero.

Son solo números. Pero cada uno esconde una realidad. Muchas historias que hay detrás de las 1.758 vidas que se ha llevado la covid. La vacunación ha detenido el ritmo con el que se iban, pero muchas jornadas aún siguen sumóndose por decenas.

Consuelo es pensar que están lejos de los récords encadenados en las negras semanas de noviembre. Solo el día 23 de ese mes, 29 fallecidos. A pesar de todo, la tasa de letalidad en la región es, hoy por hoy, la más alta del país. Desde el 28 de enero ha descendido un punto, pero aún así Asturias es la única cuyo umbral sigue por encima del 4%.

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