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FERNANDO DEL BUSTO
TRASONA.
Lunes, 29 de julio 2024, 02:00
Hace cien años, las fiestas del Carmen y San Pelayo se vivían por todo lo alto en Trasona. La parroquia corverana sigue celebrando a la Virgen, y también al joven mártir, pero ahora, el domingo siguiente a la semana del Carmen se viste de ... blanco impoluto para la fiesta de indianos que impulsa la Sociedad de Festejos de Trasona (Sofetra) con el respaldo del Ayuntamiento de Corvera.
Son ya nueve ediciones de lo que comenzó siendo un homenaje a aquellos que marchaban a hacer las Américas y regresaban con más o menos fortuna. Todo apunta a que la convocatoria seguirá sumando años.
Ayer algo más de setecientas personas acudieron hasta Trasona para vivir la fiesta que comenzó poco después de la una y media y donde nadie se atrevía a poner hora de cierre. Los romeros llegaron con sus buenas viandas, mientras el bar de la fiesta se encargaba de que no faltase nada de beber.
Además, hubo música y atracciones para los más pequeños en una fiesta que no para de crecer. La carpa acogía a los casi setecientos participantes o más que acudían respetando la etiqueta de la cita, con el color blanco, un estilismo muy años veinte, con pamelas, sombreros panamá, chaleco y pajarita.
Rosi Rodríguez, al frente de Sofreta, recibía felicitaciones por mantener la iniciativa festiva y vigilaba los últimos detalles para una convocatoria donde todos los años atrae a participantes de toda Asturias.
El concejal Rafael Alonso expresaba el respaldo municipal a la celebración. «Han conseguido que esta fiesta sea un referente en Asturias y continuarán contando con nuestro apoyo», aseguró el edil. La Policía Local de Corvera desplazaba una unidad a la zona para evitar problemas con el tráfico y poner un poco de orden en los estacionamientos, una de las asignaturas más complejas de aprobar en cualquier evento que concentre a varios centenares de personas, como es el caso.
Como otros años, los restos de la carroza de las fiestas de El Bollo, en este caso un autobús de los años veinte, descansaba en una plataforma en las inmediaciones para facilitar que todo el que quisiese pudiese fotografiarse. Los más pequeños también aprovechan para jugar por ella.
Gloria Candela llegaba desde Overo con un grupo de seis amigas. «Hemos participado desde la primera edición, es una fiesta que nos gusta mucho. Existe un gran ambiente de hermandad y de convivencia; también nos ayuda a recordar a todas las personas que emigraron y lo que hicieron por Asturias». Y es que el ambiente de convivencia y fraternidad se nota desde el primer momento. Cuando las personas que van llegando saludan a quienes ya se encuentran sentados en la carpa.
Las raíces de la fiesta se evidencia en los repetidores. No sólo se trata de los vecinos de Trasona y allegados. Algunos vienen de más lejos, como es el caso de Pepe Martínez de la Hoz, que se desplaza desde Tineo y que ya suma varias participaciones en la cita. Lo que evidencia el arraigo que va adquiriendo en Asturias. «Vengo porque soy hijo de indianos», aseguraba ayer para contar la historia de sus orígenes.
«Mi padre, Manuel, emigró a Cuba con trece años. Allí trabajó en diferentes almacenes y comercios, incluso coincidió en El Encanto con Pepín Fernández y Ramón Areces», recordaba, «regresó a Asturias para buscar novia y casarse. Otros se llegaban a casar por poderes, pero mi padre vino y conoció a Maruja, con la que se casaría. Tuvieron tres hijos. Para mi, venir es una especie de agradecimiento a mis padres, a la emigración de mi padre y a su regreso a Asturias».
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