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Lucía López Pérez
Cancienes
Jueves, 7 de septiembre 2023, 18:44
En un estudio con las estanterías llenas de botes, libros y pinceles, pasa José Luis Álvarez 'Cuinchi (Cancienes, 1964) las horas diseñando y dibujando, siendo solo interrumpido por los trenes que pasan pegados a su ventana. Hace un mes lo que le interrumpió fue la ... llamada del alcalde, anunciándole que este año, sería un corverano ejemplar.
-Enhorabuena por el galardón. Ahora que ha pasado un tiempo, ¿cómo lo recibe?
-Desde luego con agradecimiento porque no deja de ser un reconocimiento, pero no me lo esperaba por protestón o por activista, aunque no sé si lo llamaría así. He hecho muchas cosas pero es mi curro, que lo agradezcan mola, pero en ese sentido no me lo esperaba. Aún así lo agradezco porque es una forma de hacer pueblo.
-¿Cree que el tipo de arte que cultiva usted está poco valorado en Asturias?
-El tema es en España en general. La gente usa el arte y lo necesita, pero España no parece un país europeo en el tema de las legislaciones. Aquí la legislación en las disciplinas artísticas es un desastre porque ni siquiera se considera un trabajo. El arte es una actividad económica que mueve muchísimo pero no está regulado, es como si fuéramos unos hippies. Y en eso influye mucho el propio sector, la culpa la tenemos nosotros también.
-¿En qué sentido?
-Yo tengo colegas ilustradores que sigo y que admiro pero nunca nos reunimos a hablar de lo que está ocurriendo o de los problemas que tenemos en nuestro trabajo.
-¿Cuáles son esos problemas?
-Ahora mismo tienes que hacerte autónomo, pero hacerlo es prácticamente montar una empresa pero yo soy ilustrador, no empresario. Además que es algo muy inestable porque un mes cobras mucho y a los dos siguientes no.
-Cuando empezó imagino que no planteó todos estos problemas.
-Cuando empecé estaban cerrando Ensidesa y lo industrial parece que se iba al carajo y fui por otro camino, pero no me planteaba para nada estas cosas.
-¿Cómo fueron esos inicios?
-Estaba en el instituto pero no encajaba nada. Entonces fui a la Escuela de Artes de Oviedo y ahí sí que vi que era para mí, después vas viendo las salidas que tiene y demás, pero ya entonces se veía que lo iba a tener crudo. Aún así dices 'me da igual, si rico no me voy a hacer ni voy a acabar en una empresona'. Tampoco me moví mucho y por eso me especialicé en Corvera, para hacer el trabajo de ilustrador de lo que conozco y sentir lo que hago.
-Pese a las dificultades se quedó en Corvera, ¿qué facilidades cree que ofrece el entorno?
-Principalmente el conocer a la gente. Alguna vez pensé en marchar, pero piensas en asentarte. Sé que fuera hubiera ganado más porque Asturias, pese a estar cambiando, siempre ha sido muy cainita. Aún así ahora mismo veo más actividad, más creatividad y más ganas de moverse en pueblos que en ciudades.
-Pese a eso, la gente joven sigue yéndose a las grandes ciudades
-En lo artístico está claro porque no hay dinero, la gente va donde le paguen porque necesita vivir.
-¿Usted se considera artista?
-No soy tanto de artista, soy un currante que trabaja estos temas. Un profesor que tenía en la escuela nos lo decía siempre, que los artistas eran las folclóricas y los toreros, nosotros éramos profesionales del dibujo. Y yo me lo tomé al pie de la letra. De hecho hice alguna exposición de pintura, pero prefiero que la gente tenga el arte en su casa, como las ilustraciones de un libro, y que lo aprecie, y no tanto que un señor muy rico tenga una obra en su chalé.
-Trabaja la ilustración, el diseño gráfico y el cómic... No se centra en una única cosa.
-En el diseño gráfico empiezas haciendo carteles y acabas maquetando un libro, que no tiene nada que ver pese a estar relacionado. Pese a ello fue de lo que más curré y me ha ayudado a hacer ilustraciones. ¿Hasta qué punto una ilustración no es diseño también? Luego me metí a diseñar páginas web, pero me pasaba las horas en el ordenador. Luego dejaron de valorarse y poco a poco volví a la ilustración.
-Y ante un lienzo completamente en blanco, ¿cómo es su proceso creativo?
-Poniendo como ejemplo un encargo, hay una labor previa de investigación que es uno de los mayores problemas que tiene la gente más joven, porque cuando aprendí en la escuela no teníamos ordenadores y era todo a base de indicaciones que le dabas a la imprenta. Cuando me encargan algún trabajo me tiro varios días haciendo una labor mental en la que voy apuntando las imágenes que voy a necesitar, en qué posición voy a ponerlas... Una vez que lo hago ya me pongo manos a la obra y casi sale solo porque ya lo tienes hecho.
-¿Alguna vez le ha pasado de quedarse sin ideas?
-Sí, pasa porque hay tensión algunas veces, especialmente cuando te obsesionas con una idea. Le das vueltas, apuntas mil cosas, pero a la hora de llevarlo a cabo no sale, además si te interrumpen o si te meten en un casillero. Para mí la hoja en blanco es mi casillero, donde me bloqueo. Lo mejor en esos casos es dejarlo, hacer otra cosa. En cuanto lo haces, sale.
-Pese a las dificultades, ¿por qué sigue en este mundo?
-Ya no sé hacer otra cosa. Más que un oficio es una manera de ser y de estar en el mundo. Ya no lo puedo cambiar y no sabría hacerlo tampoco.
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