Iván Fernández toma el bastón de mando bajo los límites de «la verdad y el respeto»

A las diez en punto de la mañana arrancaba la sesión de investidura con los diecisiete ediles ocupando los que serán sus sillones durante el mandato. El momento sirvió para que algunos de ellos se conocieran por primera vez y tomaran el primer contacto con el Ayuntamiento, como es el caso de la candidata de Vox, Diana García Estévez. Al inicio del pleno se designó la mesa de edad, formada por el concejal más joven y el más mayor. Alejandro Méndez Mántaras del PP ocupó el primer puesto, mientras que José Luis Montes Suárez, del PSOE, hizo lo propio en el segundo.

Tras esto, y una vez que se comprobó que todos los concejales estaban presentes, procedieron a jurar el cargo. Pero a pesar de que la sesión parecía estar escrita y del poco tiempo que duró, hubo algún detalle que sorprendió al público presente. Un ejemplo de ello fue el momento en el que Marisa Rodríguez, de IU, lejos de pronunciar un escueto «lo juro» como hicieron PP y Vox, o un «lo prometo» como hizo el PSOE, reivindicó su causa asegurando que «por imperativo legal y sin renunciar a mis convicciones republicanas prometo y me comprometo a trabajar por el bienestar de mis vecinos y vecinas por un municipio más transparente, más participativo, igualitario, feminista y ecológicamente sostenible». Aunque no pronunció ningún discurso en el pleno, algo que aseguraba le hubiese gustado hacer, para pedir que se retransmitieran las sesiones en directo, agradeció después a los votantes de IU la confianza.

Y llegó el momento de la votación, por el que Iván Fernández volvió a asegurar el bastón de mando durante otros cuatro años. Ya como alcalde, Fernández no desperdició el momento de pronunciar unas palabras de «sincero agradecimiento» a su partido por «la confianza depositada en mí para ostentar la responsabilidad y el honor de haber encabezado la candidatura del PSOE». También a todos los concejales que le acompañarán en estos años, en los que «habrá momentos buenos y duros».

Pero especialmente, el alcalde quiso dar las gracias a su familia, a la vez que pedirles disculpas: «Uno entiende la política como una vocación de servicio público, de ayudar a los demás, y se da la paradoja que en esa tarea quienes más perjudicados salen son la familia más cercana», aseguró a la vez que prometió saldar «la deuda como padre y como marido, que seguirá creciendo».

Iván Fernández quiso también mandar un mensaje a todos los vecinos de Corvera, por los que seguirá trabajando junto con el resto de concejales a los que les pidió autoimponerse dos límites «el de la verdad y el respeto. Se puede hacer política y criticar sin mentir y sin crispar».