Corrección institucional y abanicos legales

El clima político, al menos en la platea de invitados, fue mejor. Si Barbón hacía reiteradas apelaciones a los pactos y a huir de la hipertensión de la política en otras regiones y a nivel nacional, desde la tribuna de invitados el alcalde de la capital asturiana, el popular Alfredo Canteli, también hizo un examen ambivalente de las palabras del candidato socialista. En lugar de instalarse en la crítica por la crítica, costumbre acendrada de todos los partidos que en la Junta General han sido, el primer edil ovetense, quizá haciendo gala de su carácter de no afiliado, repartió loas y ligeros reproches a partes iguales. En la intervención de Barbón hubo una serie de guiños a Oviedo, como la defensa del Museo de los Premios Princesa de Asturias, la ordenación de El Cristo o las viviendas para jóvenes en La Vega, y Canteli, pese a decir que «¿El discurso? Un poco largo», se colocó en positivo: «Si se hace todo lo que dijo, bienvenido sea. Eché de menos una menor presión fiscal -terció, para volver a los elogios-. Un gran discurso que le animo a cumplirlo por el bien de la región». Ambos se abrazaron tras el discurso. No era el único satisfecho. A las alusiones de Barbón a la cultura, que hizo usando el eonaviego y el asturiano central, la consejera de Cultura, Berta Piñán, reaccionaba con una indisimulada sonrisa satisfecha.

No así la portavoz de Vox, claramente contrariada en varios capítulos del discurso, si bien sus dos compañeros, Javier Jové y Gonzalo Centeno, fueron aún más claros en su rechazo, y cuando Barbón hablaba de igualdad se fueron del hemiciclo. Por cierto, que hablando en eonaviego a Barbón se le cayó una letra, la 'e' de la palabra 'fuercias' cuando criticaba a los partidos que «tienen a gala hacer de búnker para impedir poner al día el Estatuto». Hubo quien se preguntó si el aparente gazapo lo era realmente o si quería decir... lo que a la postre dijo.