¿Por qué la COVID-19 impactó en España más que en otros países y qué hizo que fuera más dañina en unas comunidades que en otras? Esa es la respuesta que busca el Proyecto Factores de de Difusión COVID-19 en España, impulsado por el Instituto de Salud Carlos III, y que acaba de divulgar unos primeros resultados preliminares que ayudan a entender la evolución de la pandemia en Asturias. Según el trabajo, el virus empezó a golpear el país desde Madrid, primera comunidad que alcanzó la denominada como tasa de disparo (cinco casos por cada 100.000 habitantes), el 24 de febrero. Luego fue manifestándose por todo el territorio, siendo el Principado la última comunidad que alcanzó esa tasa de disparo, el 8 de marzo.
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La curva epidémica también resultó particular. En el resto de comunidades pasarían un promedio de 12 días de media entre que se constata esa tasa de disparo y se alcanza el pico de contagiados. Las primeras regiones donde el virus hace acto de presencia son las que más tiempo estarán subiendo la curva. Asturias, queda dicho, fue la última a la que llegó la tasa de disparo pero la que menos tiempo tardó en llegar a su máximo de casos detectados, apenas ocho días.
Una vez aclaradas esas curvas, Rebeca Ramis y Diana Gómez, investigadores principales del trabajo, se pusieron a cotejar si existían correlaciones entre la progresión del virus en cada comunidad y una serie de factores dinámicos (porcentaje de sanitarios infectados, movilidad) y contextuales (demografía, transporte, locales abiertos durante el confinamiento y estado de salud previo de cada población). El resultado ha determinado que en el Principado «los factores más importantes son los riesgos infectivos de movilidad interna y movilidad desde el País Vasco con una intensidad media. El resto de factores presentan una incidencia moderada-baja», según especifica el apartado de conclusiones de la web del Carlos III donde se han colgado los resultados. Las tablas difundidas desde el propio instituto en cambio otorgan una puntuación de entre 1 y 7 a cada factor, siendo el riesgo infectivo proveniente del País Vasco de 2, y un punto más para el que representaron los movimientos desde Madrid y los desplazamientos de los asturianos dentro de la propia región.
Cabe matizar que el impacto de la movilidad se ha medido solo desde Madrid y País Vasco y que para ello se han utilizado las estimaciones de viajes entre territorios que el Ministerio de Transportes viene haciendo a través del seguimiento de teléfonos móviles de la operadora Orange. Según esta base de datos, en el mes anterior al estado de alarma había desde el País Vasco y hacia Asturias un flujo continuo de entre 1.000 y 3.000 viajes diarios. Con origen Madrid fueron de entre 1.700 y un máximo de 8.000 al día. La movilidad interna se situó entre los 2,5 y los 3 viajes por persona en cada jornada, entendidos como movimientos de más de 500 metros, uno de los valores más destacados del país.
Los resultados hasta ahora presentados se han centrado en la evolución de la pandemia en su primera oleada en el país, pero continuarán para calibrar también su descenso. Los autores establecen como recomendaciones para todo el país que «la movilidad en ámbitos urbanos con gran actividad, la difusión a partir de focos iniciales a territorios contiguos y la falta de contención en el ámbito socio-sanitario han sido claves en el ascenso de la pandemia y permite identificar los elementos a los que prestar mayor atención a la hora de definir futuras estrategias de control ante potenciales rebrotes».
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