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Una de las estancias de la residencia Mixta de Gijón.

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Una de las estancias de la residencia Mixta de Gijón. Paloma Ucha

«Los que salen de juerga tenían que estar aquí un mes»

La Residencia Mixta de Gijón, ya con la segunda dosis de vacunación completada, intenta trasladar un mensaje de prudencia ante la expectativa generada: «Tuvimos que contener la esperanza de que eso no significaba salir al día siguiente a la calle»

Jueves, 11 de febrero 2021, 20:03

La de hoy es una jornada especial en la Residencia Mixta de Gijón. De frixuelos. Se celebra la fiesta de Comadres. «Y compadres», nos cuentan. La segunda fiesta del año, la otra fue el día de Reyes, pero la primera con la vacunación completada. Aún así, de momento, en el interior centro hasta que los protocolos de Salud indiquen otra cosa. «Hemos tenido que concienciarles porque con el hecho de estar vacunados les hacía ver la puerta abierta pero ya hemos explicado que lo que hacen las vacunas estar evitar los casos graves y los fallecimientos, no es la cura del coronavirus», explica la directora del centro Victoria García.

Celebración del Antroxu, este jueves.

La Mixta, perteneciente a la red pública, tiene a día de hoy 277 residentes y 352 efectivos, 305 de plantilla. La práctica mayoría vacunados, tal solo se negaron a hacerlo 10 entre los primeros y un 2% en los segundos. Durante nuestra visita, nos encontramos con Eulalia Josefa Paleo 'Pepita', la primera persona vacunada en Asturias el 27 de diciembre. Igual de jovial que delante de los focos, nos cuenta que no tuvo ninguna reacción adversa a los dos pinchazos. La vemos con el móvil, del que no se despega, y ya, a media mañana, con el periódico leído y los informativos de televisión vistos. «Esto está muy chungo porque cada vez cierran más por culpa de que la gente sale de juerga; no se puede andar reuniéndose así y juntarse, no ese plan», nos dice. Cuando ve esas imágenes, la reacción es instantánea: «Los mayores tamos dando una lección a los jóvenes, algunos tenían que estar aquí un mes, a mi me llevan los demonios viendo eso».

Su rutina cambió hace un año, era de ir a pasar hasta el centro de Gijón a diario, mañana y tarde. Ahora, aprovecha para dar un paseo por el jardín de las instalaciones. «Lo que sigo haciendo nada más levantarme es ir a por el periódico», dice. Lo de la fama entre los compañeros lo lleva bien, aunque reconoce que «alguno me ha tenido envidia, pero yo no quería ser famosa, no lo busqué». Y eso que no es de quejarse. Por no hacerlo, ni de la mascarilla. «No lo dudé ni un momento, y si la tengo que llevar mientras viva, pues la llevo».

'Pepita', la primera vacunada en Asturias, residente de la Mixta.

Nos despedimos de Pepita y, en nuestro recorrido, nos topamos con otro de los veteranos, Julián Roldán. Nacido en Oviedo, de 87 años y ex presidente de la Junta de residentes de la Mixta. ¿Qué echa de menos de la antigua normalidad?, le preguntamos. «Yo lo que echo de menos es la juventud, y eso no es culpa de la covid», bromea. Como Pepita, no entiende a los negacionistas: «Los que no se quieren vacunar están locos». Julián hoy está especialmente feliz. Hace un rato, su hija Sofía ha venido a verle, como viene haciendo siempre que ha podido durante la pandemia. Faltan los abrazos, que no permite el protocolo, pero algo es algo. De hecho, ya piensa en esos paseos con su familia recorriendo la ciudad. «Pero no pasa nada, de momento salgo aquí al jardín cuando hace buen tiempo, estamos muy bien aquí», recalca.

Julián, residente de la Mixta de Gijón.

Aunque se respira un ambiente familiar, y ello a pesar del tamaño de las instalaciones, el centro público más grande de Asturias y uno de los mayores de España, estos días al personal le ha tocado lidiar con las expectativas generadas con la vacuna. «Se están portando como campeones pero con la vacuna puesta cuesta más entender las restricciones», explica Mariola Fueyo, coordinadora de enfermería de la Mixta de Gijón. No obstante, añade, «si hemos llegado hasta aquí, tenemos que ser prudentes». El personal es el primero que espera con ganas poder anunciar el nuevo protocolo que permita volver a dar paseos en el exterior. Hasta entonces, «el día a día todavía no ha cambiado nada pero estamos con la ilusión y con las ganas de ver la luz al final del túnel; es cierto que ahora notamos un poco de frustración», señala.

De momento, esta residencia lo tiene un poco más fácil que otras. Tienen cafetería, jardín, habitaciones individuales, comedor y un diseño que ha permitido sectorizar por plantas. Una estructura que ha jugado a su favor para ser uno de los centro de la red del ERA sin ningún caso entre los residentes, sí entre el personal sanitario. Además, se dispusieron de circuitos internos para caminar. Superado el momento inicial, el contacto con los familiares se incorporaron las videollamadas, tablet, y, ahora, grupos de difusión de whatsapp.

Pero uno de los espacios de los que más orgullosas están es la planta destinada a pacientes covid. Satisfacción precisamente por ello, por no haber tenido que usarla y que siga sin estrenar desde que fuese habilitada. «En marzo fue horrible montar todo el protocolo desde cero, horas y horas aquí, solo salíamos cuando los aplausos», recuerda Patricia Fernández, responsable del área asistencial. No obstante, ahora, en vista de los resultados, «mereció la pena, se hicieron las cosas bien», añade. Ahora, como Mariola, tiene que bajar un poco la «emoción» generada: «Hemos tenido que contener la esperanza de que eso no significaba salir al día siguiente a la calle, nos dicen que ya tenían el salvoconducto».

Personal de la Residencia Mixta junto a su directora (primera por la izquierda), Victoria García.

Ahora, toca mirar en el corto plazo. Patricia cree que es momento de avanzar en el debate abierto sobre el sistema residencial. «Hay mucho por hacer y esta pandemia ha dejado en evidencia que hay cosas en las que mejorar». Asiente la directora de la Mixta, Victoria García quien cree que es el momento de que es hora de subir un peldaño. ¿Lo inminente? «Mejorar la coordinación sociosanitaria, y replantearse el modelo porque estamos acostumbrados a oir hablar de la atención centrada en la persona, tal y como nosotros la querríamos llegada esa edad, y es buen momento para ponerse en serio a ello», explica. Por lo pronto celebra, consecuencia de la covid, creando plazas de responsables asistenciales en la red del ERA. Hasta hace no tanto solo existían en la de El Cristo, Santa Teresa y la Residencia Mixta. «¡Ojalá esta situación nos sirva para ponernos al día», confía.

De hecho, según Victoria García, cree que Asturias podría ser una comunidad autónoma «referente» en España en la red pública de geriátricos. «Deberíamos de aspirar a eso aprovechando que tenemos una demanda social en la región de primer orden y que también ayudaría a crear empleo», añade. Por lo pronto, en el corto plazo, destaca «la satisfacción de haber hecho todo lo que pudimos estos meses y haber tenido buen resultado; nos favoreció tener un equipo sobresaliente, la disposición de espacios y que los residentes nos lo pusieron muy fácil». Porque, no olvida que «el miedo que pasamos solo lo sabemos aquí, así que haber salido indemnes es una alegría enorme por la responsabilidad que conlleva tener a nuestro cargo a tanta gente y tan vulnerable». concluye.

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