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EVA FANJUL
GIJÓN.
Viernes, 6 de noviembre 2020, 01:07
Cada día, cuando entra a trabajar, Sandra Jiménez se coloca una mascarilla FFP2 y otra quirúrgica encima, un gorro quirúrgico, las gafas de protección, y el segundo gorro quirúrgico. Después, como no dispone de perneras de protección, se cubre pies y piernas con bolsas de ... basura que sujeta con esparadrapo a sus pantalones. El siguiente paso es colocarse una bata de plástico u otra de rizo (una tela hidrófoba parecida a la funda de un colchón). La de plástico es gruesa, dura, no se adapta al cuerpo y las gomas de las mangas aprietan tanto que te «entumecen las manos, cuenta. La otra opción es usar la bata de rizo. «Muchas están tan deterioradas y rotas de tanto lavarlas, que ya no tienen ni las cintas para atar a la espalda y al cuello», así que acaba recurriendo de nuevo al esparadrapo para sujetarla. Así y todo, la espalda queda al descubierto. Completa la equipación con un unas calzas y un paño verde quirúrgico que coloca para proteger el cuello, «al estilo San Fermín».
Lo cierto es que para estar en la UCI covid debería vestir un buzo, es decir una equipación de protección integral, pero «no hay». En la caja de material «solo meten dos para 30 personas: «médicos, enfermeras, auxiliares, técnicos, celadores y limpiadora», denuncia. Así que, cada vez que entra y sale de la UCI tiene que repetir el ritual. «Lo que nos dan no son Epi, son Blas», comenta con ironía en recuerdo a los famosos personajes de Barrio Sésamo.
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«Esto es un desastre. No hay ni previsión ni provisión. Trabajamos sin la protección adecuada y no hay suficiente personal con formación y experiencia en UCI. Y nadie asume responsabilidades», denuncia Jiménez.
Esta veterana técnico auxiliar de enfermería (TCAE), con 21 años de experiencia, lleva más de dos y medio en la UCI del Hospital de Cabueñes, da un paso adelante para denunciar «la situación insostenible» que afronta las 24 horas de cada día el equipo cuidados intensivos contra la covid-19. «Horas con tres capas de ropa y material de mala calidad causa fatiga, bajadas de tensión y agotamiento, pero no es el único problema», aclara.
Otro aún más grave es «la sobrecarga de trabajo por la falta de personal con formación y experiencia en UCI», expone. El equipo de TCAE de UCI de Cabueñes «necesitamos con urgencia el reconocimiento del perfil UVI en la bolsa de trabajo, del mismo modo que ya lo tiene enfermería. Es crucial para garantizar calidad y seguridad en la asistencia sanitaria, manejo de los distintos dispositivos y su mantenimiento», reclama.
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En este sentido, Jiménez destaca cómo parte de su trabajo es «asistir a los médicos en procedimientos muy delicados y cómo los pacientes covid requieren cuidados constantes». Ante la demanda generada por la pandemia, el hospital gijonés dispone en estos momentos de tres unidades de cuidados intensivos. El personal TCAE que destinan a las UCI «no está formado ni ha trabajado nunca en el servicio lo que origina una sobrecarga añadida al personal habitual de la unidad». Dice que «la ratio es de dos auxiliares TCAE para cada siete pacientes, por lo que cuando uno no tiene experiencia el otro soporta toda la carga asistencial», insiste.
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