Gloria Herías, Blanca Martínez, Pilar Díaz y Felicidad Sanfeliz. SANTOS / LORENZANA / NOSTI / D. A.

«Hay que ayudar a nuestros compañeros»

Gloria, Blanca, Pilar y Felicidad son cuatro de las 150 enfermeras jubiladas que se han ofrecido voluntarias para poner vacunas

YAGO GONZÁLEZ

Miércoles, 17 de febrero 2021

Más de 150 enfermeras jubiladas de Asturias se han apuntado ya al plan del Principado para contribuir a partir de abril en la campaña de vacunación de la población. Tras una vida entera dedicada a aliviar los padecimientos de todo tipo de enfermedades, estas profesionales han decidido alargar un poquito más su 'vida laboral' para arrimar el hombro en la batalla contra la pandemia. Gloria Herías, Blanca Martínez, Pilar Díaz y Felicidad Sanfeliz son cuatro de ellas.

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Gloria Herías se jubiló el pasado 28 de diciembre. CAROLINA SANTOS

Gloria Herías

«Estamos en un momento crítico y no hay suficientes enfermeras»

El pasado 28 de diciembre, día de los Inocentes, Gloria Herías Corral puso fin a su carrera como enfermera. Empezó en Cabueñes, pasó por varios hospitales de Madrid (Severo Ochoa, Fundación Jiménez Díaz), por la empresa de gestión sanitaria Capio, y en los últimos años ha sido subdirectora y directora de Enfermería del HUCA. Pero no es correcto decir que esta profesional nacida en Berducedo (Pola de Allande) se haya jubilado del todo. «Me he apuntado a la vacunación porque estamos en un momento sanitario muy crítico, y es fundamental inmunizar a la población. Sólo podemos inmunizarnos pasando la enfermedad o vacunándonos, y no hay suficientes enfermeras para atender todas las necesidades», cuenta Gloria. «Se han apuntado muchas compañeras, algunas que incluso llevan bastante tiempo jubiladas», asegura.

Blanca Martínez ha trabajado toda su carrera en el HUCA. PABLO LORENZANA

Blanca Martínez

«Siempre he trabajado en prevención de infecciones, creo que algo podré aportar»

Blanca Martínez es palentina, estudió la carrera en Santander y su idea inicial era trabajar en Valencia, pero un fin de semana vino con sus compañeras de piso a fiestas de San Mateo y se enamoró de Oviedo: «Me dije: 'Yo quiero vivir aquí'. Y así lo hice y aquí me quedé». Blanca es una histórica del HUCA, donde ha pasado prácticamente toda su trayectoria profesional: tras unos años en Cuidados Intensivos, ha estado los últimos 35 en el área de Medicina Preventiva y Salud Públical. Lleva dos años jubilada, aunque ya en la primera fase de la pandemia prestó su ayuda en una residencia de mayores y un centro de salud. Ahora quiere volver a echar una mano: «Siempre me he dedicado a la prevención de infecciones, por lo que considero que algo puedo aportar».

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Pilar Díaz finalizó su trayectoria laboral hace una semana. PABLO NOSTI

Pilar Díaz

«Estoy bien de salud y no me quedaría tranquila si no ofreciese mi ayuda»

El pasado día 8, Pilar se apuntó al plan de vacunación. Dos días después, el miércoles 10, cumplía 65 años, y al día siguiente ponía fin a 42 años de trabajo como enfermera. Por lo tanto, es probable que durante los próximos meses no tendrá el típico retiro ocioso en su Pola de Siero natal. Después de treinta años en Hemodiálisis del HUCA y una década en Endoscopias, Pilar admite que no tenía muchas ganas de jubilarse. «Tampoco me sentía cómoda no ofreciendo mis servicios para poner vacunas, porque en realidad estoy en plenas facultades de salud y me sentiría mal si no me apuntase», señala.

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Cabueñes ha sido el principal centro laboral de Felicidad Sanfeliz. D. A.

Felicidad Sanfeliz

«Es una obligación para con la sociedad y por el bien de todos»

«Ya en marzo me ofrecí como voluntaria, pero no pudo ser. Los compañeros que están en activo están muy agotados y hay que ayudarles. Obviamente no me puedo ofrecer para estar en primera línea, pero sí para liberar un poco a los compañeros para hacer tests o poner vacunas. Es una obligación con la sociedad y por el bien de todos». Felicidad Sanfeliz tiene un nombre que invita al optimismo, algo importante en este momento. Hace siete años que está retirada. Ha trabajado casi siempre en Cabueñes, donde comenzó en 1973, primero en quirófano y después en tareas de gestión. En 2012 se trasladó al centro de salud de Zarracina, también en Gijón. Obviamente, Felicidad sale de casa lo menos posible, pero admite que «ya cansa un poco esta situación, ya no sabe uno qué hacer: te cansas de leer, de hacer crucigramas, de limpiar…». No obstante, si es elegida por el Sespa para poner vacunas a partir de abril, estará sin duda mucho más ocupada.

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