Alumnos del IES de Arriondas abandonan el centro tras el último día. XUAN CUETO

El curso que nadie pudo imaginar

Misión cumplida. Con la sensación de haber llegado a la meta, los centros dicen adiós a un curso marcado por el «fracaso» de la semipresencialidad

OLGA ESTEBAN

Jueves, 1 de julio 2021, 05:27

Sin apenas alumnos ya en las aulas y con la sensación de misión cumplida. Así cerraron el curso ayer los centros de Secundaria de Asturias, un curso que nadie había podido imaginar. Un curso «difícil», de medidas de seguridad, mascarillas y distancia y, ... en el caso de esta etapa educativa, de semipresencialidad, clases en 'streaming', aulas espejo y mucha incertidumbre. Con todo, «ha ido mucho mejor de lo que cabía esperar», admitía ayer Simón Cortina, director del Corazón de María, en Gijón. Y no le falta razón. Porque «nunca habíamos vivido nada igual», porque hubo que reinventarse y corregir errores sobre la marcha. Unos errores que ayer admitía el propio presidente del Principado, Adrián Barbón, pero que no obstante no han impedido que las aulas fueran seguras.

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El curso de la pandemia empezó más tarde de lo normal y su final también se ha retrasado, aunque lo cierto es que en Secundaria y primero de Bachillerato estos días han estado ya bajo mínimos. Evaluaciones hechas, temarios acabados y un año demasiado largo. La actividad ayer en los centros era escasa, más allá de entregas de premios, visionados de películas, abrazos y despedidas. De relajación y balance positivo, tras la «incertidumbre» del principio y el esfuerzo que ha supuesto, para alumnos y docentes, la tan criticada semipresencialidad. Ana Gloria Blanco, directora del IES Padre Feijoo, de Gijón, celebraba ayer una pequeña despedida de docentes, con la tranquilidad de saber que «las cosas han salido bien», sin olvidar que el modelo elegido de acudir al centro por turnos ha sido «muy difícil», especialmente para los docentes y alumnos que han sufrido la semipresencialidad.

También para las familias. Sara López es presidenta del AMPA del IES Monte Naranco de Oviedo y lleva todo el curso luchando, como otras muhcas ampas y familias, unidas en una plataforma, contra la semipresencialidad. «Ha sido un fracaso», dice contundente. «Hay una deuda importante con este alumnado», insiste, a la vez que muestra su preocupación por la «falta de planificación» del próximo curso. Son esos «déficits educativos» de los que hablan muchos sectores, consecuencia de la pandemia en el sistema educativo.

Porque, aunque muchos traten de quedarse con lo positivo, como Margarita Gandullo, del IES Valle de Aller, quien destaca que «ha sido un curso duro pero en el que hemos aprendido mucho», lo cierto es que los docentes se confiesan «agotados» y las familias alertan de alumnos «desmotivados» e incluso «descolgados» tras dos años complicados. Simón Cortina también se queda con lo positivo: «Ha sido una carrera de fondo que ha posibilitado sacar lo mejor de cada uno». Pese a todo, el «cansancio y desgaste» han sido extras este año.

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En el IES El Sueve, de Arriondas, también se quedan con lo bueno. Con haber logrado acabar, por ejemplo, sin ningún aula completa cerrada. Los brotes, tan temidos en septiembre, han respetado finalmente a la inmensa mayoría de centros asturianos. En su caso, la visión positiva pasa también por que consiguieron la presencialidad total para todos los niveles, un suerte de la que han disfrutado los centros que no tenían problemas de espacio o que incluso pudieron afrontar reformas.

A partir de ahora se presenta un verano de descanso, pero también de trabajo. Hay que planificar una vuelta que, si bien será más 'normal' aún estará lejos de ser como la que conocíamos antes de marzo de 2020.

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