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Uno de los ensayos de la Ópera de Oviedo, donde ayer los cantantes continuaron con las pruebas de vestuario y maquillaje de 'Madama Butterfly'. En el vídeo, las nuevas anunciadas en Asturias. Ó. O.

La cultura estalla: «Están matando moscas a cañonazos. Así gestiona cualquiera»

La suspensión de los espectáculos supone un nuevo mazazo para un sector que Barbón había calificado como seguro

A. VILLACORTA / P. MERAYO

OVIEDO / GIJÓN.

Martes, 3 de noviembre 2020, 02:02

«Suspensión de espectáculos públicos y recreativos». Esas seis palabras cayeron ayer como un mazazo en el ya de por sí maltrecho sector cultural asturiano. Máxime, cuando hace quince días Barbón aseguraba: «Se me pregunta por qué no se suspenden los actos de los Premios Princesa. Pues bien: quiero decir que se ha venido cumpliendo y se cumplen todas las medidas de seguridad y además no se ha detectado ningún brote relacionado con el sector cultural». Quince días en los que la postura defendida por el presidente del Principado ha dado un giro que supondrá el cierre de teatros, museos, auditorios y locales de ensayo. Un viraje que, para muchos representantes del sector, «es como matar moscas a cañonazos, pero la gestión con mayúsculas es otra cosa. Es analizar qué necesita cada sector y procurar infligirle el menor daño posible. Cerrarlo todo para que no parezca que cerramos solo los bares es otra cosa. Eso sabe hacerlo cualquiera. La casa de este sector ya no tenía tejado. Pero es que ahora ni siquiera nos ha dado tiempo a poner una lona y llueve sobre mojado».

La metáfora es de Miguel Quiroga, al frente de EscenAsturias, que agrupa a las compañías de teatro profesional asturiano, ya «muy tocadas» por la pandemia y que acaban de ver desvanecerse de un plumazo todas sus esperanzas de intentar paliar la catástrofe durante el último trimestre del año. Y eso, «cuando no se ha reportado ningún brote y se ha trabajado con enormes medidas de seguridad». Así que Quiroga espera que Cultura se ponga en contacto con ellos «de forma inmediata para concretar qué plan de choque tiene previsto si es que le importa algo el sector, porque, de lo contrario, más desprecio no se podría demostrar».

Tampoco entiende Carlos Barral, promotor de los conciertos de artistas como Rodrigo Cuevas, esta puntilla: «La cultura sigue siendo segura hasta que no se demuestre lo contrario. Y quizá haya que empezar a considerar a las bibliotecas, museos, teatros, cines y librerías no solo como espacios de máxima seguridad, sino también como lugares de primera necesidad. ¿O lo es más Zara?», preguntaba antes de instar a «poner el remedio donde se sabe que está el problema, y en el sector cultural lo cierto es que no está».

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Una impresión que compartía con su colega Enrique Granda, detrás de los recitales de músicos como Víctor Manuel, quien también defiende que «la cultura es bastante esencial para que la gente se distraiga en estos tiempos difíciles» y que, lejos de constituir una amenaza, «puede ser una terapia». Así que no entiende «qué puede pasar porque alguien salga de su casa a las siete para ir a un concierto en un teatro completamente seguro».

Y mientras que Gijón y Avilés estudian ya cómo realizar la devolución del importe de las entradas para los espectáculos programados en el Jovellanos o el Niemeyer, el concejal ovetense José Luis Costillas prometía «mantener toda la programación posible» de aquí a fin de año, «porque la cultura era y es segura» y «porque no sabemos cuánto va a durar esto», al tiempo que daba por clausurados museos, teatros, auditorios y locales de ensayo a partir de mañana (con la incógnita de qué pasará con bibliotecas y galerías). Y, por lo tanto, también por suspendido el estreno de 'Madama Buterrfly', tercer título de la temporada de la Ópera de Oviedo, que tenía previsto levantar el telón el próximo día 9.

No pensaban lo mismo los responsables del ciclo lírico ovetense, que ayer tarde continuaban con los ensayos de piano de la obra de Puccini: «Hasta que no se publique en el BOPA, no se tomará una determinación».

Y al BOPA se remitía asimismo el presidente del gremio de los libreros, Rafael Gutiérrez Testón, que se aferraba como a un clavo ardiendo a que el consejero Pablo Fernández había pronunciado la palabra «librerías» en su listado de «esenciales».

«Cerrar sería un golpe tremendo, pero tampoco ayuda la incertidumbre de no saber si tienes que abrir o no, si vas a recibir alguna ayuda o no», lamentaba Testón. «Si nos cierran, nos hunden», zanjaba la veterana Concha Quirós.

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