Sin camareros en Asturias a las puertas del verano

De nuevo habrá comedores que no se abran o terrazas que quedarán sin servicio de comida por un problema de contratación que «no es exclusivo de este sector ni de Asturias». El presidente de Otea, que es la patronal que aglutina al 90% del sector turístico asturiano, habla «de un cambio de mentalidad» que obligará «a un cambio de modelo».

Tiene claro él cuáles son los problemas para engordar las plantillas hosteleras. Y no son, asegura, los que están en el imaginario: «Ahora no se trata ni de largas jornadas ni de escaso sueldo. La mayoría, hablo de la mayoría, ofrece buenos salarios y la jornada del convenio». Las trabas son variadas y de difícil solución.

«En primer lugar, hay un cambio de mentalidad. Tras la covid, la gente busca, sobre todo, teletrabajos, algo que, por motivos obvios, es incompatible con la hostelería», enumera Álvarez Almeida. A eso suma, «la cultura del esfuerzo, que ahora no se valora». Se priorizan empleos «en horario de ocho de la mañana a tres de la tarde» y que permitan disfrutar de las noches y los fines de semana. Es decir, más ocio, precisamente el momento álgido para la hostelería.

Unas nuevas generaciones que ya no quieren seguir los pasos de sus padres o abuelos hosteleros y que «ni siquiera quieren sacar el carnet de conducir o, en el caso de que lo hagan, tener coche».

En el rosario de trabas que impiden ampliar plantillas, suma el presidente de Otea «las ayudas sociales». No en genérico, «por supuesto que son necesarias y, en algunos casos, deberían ser más altas», pero sí cree que «suponen un desincentivo para el empleo» y aplaude «que ahora se puedan compatibilizar con un empleo». Y pone ejemplos. «Es lógico que si estás cobrando una ayuda social y te ofrecen un empleo estacional, te de miedo aceptarlo, ya que luego no sabes cuándo volverás a recuperar la ayuda».

Apartado especial hace José Luis Álvarez Almeida a los migrantes en situación irregular. «Está claro que esas personas están viviendo de ayudas hasta que consiguen la residencia. Nosotros llevamos ya varios programas de formación y empleo a personas en esa situación y el 90% están trabajando. Pedimos que nos dejen ampliar esa oferta».

En el suma y sigue de los motivos que convierten en misión imposible contratar camareros, cocineros o escanciadores, está «el problema de la vivienda. Ese es muy, muy grave y muy serio», asegura el presidente de Otea.

Y ahí, las Viviendas de Uso Turístico (VUT), los domicilios privados que se comercializan como alojamientos para visitantes, aparecen entre las causas. «Sabemos que es una modalidad de alojamiento que se disparó con la pandemia y nada tenemos que decir sobre las que están legales, pero es cierto que suponen un problema para el alquiler de la vivienda tradicional y, también, de los consumos».

Explica el presidente de Otea sus aseveraciones. «Estamos viendo cómo en locales muy turísticos en temporada alta, como en el oriente, hay un problema para que la plantilla estacional encuentre alojamiento, ya que las viviendas en alquiler se dedican al turismo». Y, por otro lado, «generan otro tipo de consumo». Así, sus estudios demuestran que «el turista de hotel gasta en comidas y cenas fuera del establecimiento. El turista de VUT, donde invierte, mayoritariamente, es en los supermercados».

Una situación que no impide que el sector siga creciendo. El Grupo Llanoponte, propietario de varias empresas, está acabando las obras de su restaurante en Gijón. Mar de Rinlo abrirá, según el propietario del grupo, Juan Carlos Fernández, «a mediados de junio», con servicio de cocina «ininterrumpido de 12 a 23.30» para lo que necesita «una plantilla de 40 personas». Desde el grupo que dirige junto a su mujer, Esther Montero, es optimista: «lo lograremos».