Contener la ladera de Campomanes acabará llevando 18 años de obras

Las razones se suman a una larga lista de errores que explican por qué las obras de la variante acabarán durando 20 años. El proyecto era complejo, pero lo que parecía más difícil, la perforación de los dos túneles de base, se hizo en cinco años. Luego todo se fue torciendo.

1 El 'punto negro', la ladera de Campomanes.

-En 2006 Acciona se hizo con la obra de plataforma entre Sotiello y Campomanes. En cuanto revisó la zona sus técnicos advirtieron que el terreno era más inestable de lo calculado y propusieron salvarlo con un túnel. Adif se negó, creyendo que su proyecto estaba bien y la constructora buscaba dinero. El contrato fijaba un plazo de 28 meses y la obra duró 147. Una vez entregada se detectaron nuevas inestabilidades que obligaron a hacer refuerzo sobre refuerzo. Un nuevo modificado alargará los trabajos hasta el primer trimestre de 2024. Serán 18 años de faena para contener una ladera.

2 Las filtraciones que se iban a solucionar solas.

-El estudio informativo preveía que al interior de los tubos entrara hasta 1.000 litros por segundo. Con ese tope se avanzó la perforación, dejando pasar el agua. Los geólogos aseguraban que las filtraciones arrastrarían sedimentos que taponarían las entradas de agua. No fue así y durante años se ensayaron técnicas para minimizar las filtraciones. El Ministerio de Transición Ecológica tiene un expediente abierto para estudiar si la cuestión precisa de medidas correctoras adicionales.

3 Errores de planificación y pagos en balde.

-El Tribunal de Cuentas dio por probado que el 23,5% de los contratos entre 2014 y 2017 fueron suspendidos por una «evidente falta de coordinación» y «carencias en los diseños». A Dragados se le encomendó que pusiera vías en un tramo donde aún se venía abajo la ladera de Campomanes; amenazó con ir a los tribunales y el pulso resultante duró cuatro años. Cobró 700.000 euros sin poner un metro de vía. Otro ejemplo. En el mismo año se adjudicó la tracción eléctrica de Pola de Gordón con un proyecto que incumplía normas técnicas en vigor desde 2006.

4 Pulsos técnicos que se eternizan.

-Departamentos del Adif han trabajado de con criterios opuestos. En 2015 se suspendió la instalación de ventiladores. El diseño no funcionaba. El área de energía apostó por un nuevo proyecto basado en ejecutar pozos soplantes en los extremos. Otro departamento opuso que eso alargaba los plazos y defendió ampliar la potencia y número de ventiladores. Se contrataron simulaciones que avalaban la primera idea, pero al final prevaleció la segunda. El nuevo contrato se licitó cinco años después.

5 Peleas con los contratistas que acaban en el juzgado.

-El 46% de la inversión ejecutada en 2017 en realidad se fue a saldar pleitos puestos por las constructoras. Hasta que no se rescinde un contrato no se puede volver a licitar otro sobre el mismo trabajo. Dragados no fue el único que alargó el suyo.

6 La indefinición de las vías facilitó el debate político.

-Uno de los déficits del país es carecer de un plan de migración al ancho estándar. Eso ha facilitado que cada ministro interpretase de forma distinta cuál era en ese momento el esquema de vías que convenía en la variante. El debate obligó a rehacer proyectos y contratos.