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Ramón Muñiz | Chelo Tuya
Gijón
Lunes, 3 de abril 2023, 04:12
Mientras la familia, los compañeros y las autoridades rendían homenaje a Dámaso Guillén en la capilla ardiente habilitada en la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo, a pocos metros estaba el causante de tanto dolor. Y. T. L, candasín de 28 años, acusado de provocar en la tarde del sábado la muerte del agente de la Agrupación de Tráfico, permanecerá en los calabozos de la propia Comandancia hasta mañana, cuando pase a disposición judicial.
En el momento en que llegue al juzgado lo hará ya con un listado de imputaciones. La primera, y más grave, la de homicidio por imprudencia, al ser el culpable de segar la vida de Dámaso Guillén tras empotrar su coche contra la moto del agente en Pravia. Un acto con el que el guardia evitó que el conductor, en su huida tras provocar daños con un hacha a dos vecinos de Beifar, en el barrio de la Viesca, y robar el vehículo de un tercero, atropellase en la carretera AS-236 (Grado-Las Regueras) a un pelotón de ciclistas adolescentes. El que formaban los participantes en una carrera de categoría cadete organizada por la Escuela Ciclista Santi Pérez de Grado.
Pero aún habrá nueve imputaciones más. Los investigadores entienden que, además de homicidio por imprudencia grave, penado entre uno y cuatro años de cárcel, también a Y. T. L. se le puede atribuir un delito de conducción temeraria y un tercero de abandono del lugar del accidente.
El suma y sigue continúa. La Policía Judicial de Pravia, que realiza las investigaciones, también aprecia delitos de lesiones, homicidio en grado de tentativa, conducción de coche sin haber sacado nunca permiso para ello, hurto de ese coche, dos delitos de daños, y, por último, el delito resistencia a los dos agentes que lo interceptaron.
Porque desde que empotró su vehículo contra la moto de Dámaso Guillen, a las 17.40 horas, hasta las 21 horas, cuando fue localizado, el conductor permaneció huido, armado con un hacha. Al ser localizado por la Guardia Civil, con apoyo del helicóptero, escondido junto al río Nalón, se opuso a su detención, causando heridas a los dos agentes que, finalmente, acabaron engrilletándole. Por suerte, en este caso las heridas resultaron de carácter leve.
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