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La tía y la prima (con camiseta reivindicativa) de Paz junto a las representantes del Consejo de Mujeres que sujetaron la pancarta contra la violencia machista. HUGO ÁLVAREZ

La familia de Paz Ferández sabía que Javier Ledo era el asesino, pero guardó silencio para ayudar a la Guardia Civil

Un centenar de personas se concentran en repulsa por el homicidio de la gijonesa, a cuya madre le ofrecieron respaldo legal Principado, Consistorio y Delegación del Gobierno

Chelo Tuya

Gijón

Miércoles, 14 de marzo 2018, 03:16

«Sabíamos desde el primer día que había sido él, pero no podíamos hablar para no entorpecer la investigación. Hemos hecho lo que nos pidieron, callar, sabiendo que esa persona le había arrebatado la vida a un ángel». La frase podría haberla dicho Patricia Ramírez ... , la madre de Gabriel Cruz, el pequeño almeriense asesinado por la pareja de su padre. De hecho a ella, protagonista de un caso que ha conmocionado al país, Ángeles Borrego le rindió un homenaje: «es un ejemplo».

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Pero no fue Patricia, sino la tía de Paz Fernández Borrego la que contó ayer que, como en Almería, la familia más cercana sabía «quién era el autor de la desaparición de mi sobrina». Y, como en el caso de los padres del 'pescaíto', el entorno de la gijonesa, asesinada el 13 de febrero por Javier Ledo, un coañés con el que mantenía una relación, estuvo semanas sin noticias de la joven. Su cuerpo no apareció hasta el 6 de marzo tras fallar el lastre con el que el autor confeso de su muerte, hoy interno ya en la prisión asturiana, pretendía que siguiera hundido en el embalse de Arbón, en Navia. «Lo sabíamos todo desde el primer día, pero tuvimos que guardar silencio para colaborar con la Guardia Civil». Una relación que continuó ayer mismo, ya que las hermanas de la joven gijonesa tuvieron que acudir a los juzgados de Luarca para ofrecer su testimonio. «Por eso no están aquí y por eso hago yo de portavoz», decía Ángeles Borrego.

«Es indescriptible el dolor que están pasando», lamentó Guillermo Martínez

La tía de la primera asturiana víctima de un crimen machista desde 2016 puso la voz que no le salía a su hermana. A Carmen Borrego, la madre de Paz, las fuerzas solo le llegaron para participar en el minuto de silencio que, en honor de su hija, se celebró al mediodía de ayer en la plaza Mayor de Gijón.

Ataque de ansiedad de la madre

Un centenar de personas acudieron a la llamada de la Delegación del Gobierno, el Principado y el Ayuntamiento de Gijón. Junto con los consejos de Mujer asturiano y gijonés, las administraciones convocaron una concentración de repulsa por el asesinato de Paz, la cuarta víctima de violencia de género en España en lo que va de año según la estadística oficial, aunque la que manejan las entidades feministas eleva la cifra a siete casos.

El consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, y la regidora gijonesa, Carmen Moriyón, presidieron una concentración en la que también tomaron parte el jefe de la unidad de coordinación contra la violencia sobre las mujeres de la Delegación del Gobierno, Juan Antonio Oceja, y la directora del Instituto Asturiano de la Mujer, Almudena Cueto. Sin embargo ellos, así como toda la Corporación gijonesa, prefirieron permanecer en un segundo plano, dando el protagonismo de la reivindicación a los consejos de Mujer de Gijón y Asturias, varias de cuyas representantes sujetaban la gran pancarta malva en la que podía leerse el mensaje más repetido por las convocantes: 'Contra las violencias machistas'.

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Fue la directora de la Oficina de Políticas de Igualdad, Felisa Soria, la encargada de leer el comunicado en el que las tres administraciones, así como los consejos feministas, clamaban por «la necesidad de alcanzar un compromiso colectivo que condene de manera rotunda la violencia de género», ya que consideran que su existencia supone «un grave déficit de libertad y seguridad e impide una sociedad igualitaria y justa». La única respuesta ante estos casos, leyó Soria, es «la tolerancia cero».

Servicios jurídicos

Poco más oyó la madre de Paz. Concluida la lectura del comunicado, la alcaldesa, Carmen Moriyón, y el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, se la llevaron en volandas hasta el despacho de la regidora. Sufrió un ataque de ansiedad que preocupó a todo el entorno. «Está destrozada», repetía su hermana.

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Tanto que no pudo leer en público las palabras que había escrito para su hija. Unas que insistió, fueran trasmitidas por los medios de comunicación. «Te pusimos María Paz y fuiste para mí un referente. Siempre te recordaré como tú decías a la hora de afrontar los problemas: Paz, calma, tranquilidad y Dios proveerá. De ahora en adelante, pensaré en esas palabras», escribió Carmen Borrego.

«Porque lo que han hecho con esta criatura, de solo 43 años, que deja una niña de 4 y otro de 24, lo que han hecho con ella no tiene perdón», reprochaba Ángeles Borrego que anunciaba que la familia ejercerá la acusación particular. «Esto no va a quedar impune. Tiene que caerle todo el peso de la ley», añadía. No obstante, en la reunión mantenida en el despacho de la alcaldesa ya se informó a la familia «de que tienen a su servicio los servicios jurídicos y todo el apoyo necesario en cuantos trámites deban realizar», recordó el consejero de Presidencia Guillermo Martínez. «Es indescriptible el dolor que está pasando esta familia, pero estamos a su lado», aseguró.

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