Compensaciones «insuficientes» y rechazo a tributar más para mejorar la gestión

Las encuestas -realizadas entre el 20 de agosto y el 8 de septiembre de este año- forman parte el trabajo de fin de grado que está realizando Andrés Osoro Corsino en la Universidad de Santiago de Compostela. Un estudio que aborda la percepción social que en Asturias tiene la ciudadanía sobre el lobo. 344 personas respondieron, tanto de zonas urbanas como rurales.

Sólo un 18% de los encuestados valora la inclusión del lobo en el Lespre. Y un 60% se manifiesta claramente en contra. Es más, ese mismo porcentaje (62%) entiende que esa inclusión del cánido en el listado de especial protección ha agravado el conflicto entre partidarios y detractores.

Mientras casi la mitad considera que es importante mantener la presencia del lobo en la región, el 76% sostiene que la ganadería extensiva es muy relevante para la conservación de los ecosistemas.

En la encuesta, que forma parte de una investigación más amplia en la que también participan César Pérez Cruzado y Carlos Nores Quesada, el 62% calificó como «insuficiente» la compensación que reciben los ganaderos por los daños provocados por el lobo y en un porcentaje similar responsabiliza a los cánidos de la pérdida de ejemplares en la cabaña ganadera asturiana. Y obtuvo una negativa clara la pregunta de si estaría dispuesto a pagar un extra de impuestos o un gasto especial para la conservación del lobo debido a los gastos derivados del pago de daños y medidas de prevención. Un 68% rechazó esta posibilidad.

También se pregunta en este estudio demoscópico si se considera que el anulado Plan de Gestión del Lobo en Asturias funcionaba bien. Y aunque se constata en las respuestas un significativo porcentaje de indefinición (33%), sí se apunta como la mejor opción.

Por otra parte, el 85% afirmó que el movimiento ecologista influye «mucho» en la toma de decisiones en esta materia, y en concreto en la inclusión del lobo en el Lespre.

Y cerca de un 70% ve con buenos ojos la utilización de las nuevas tecnologías, en otro orden de cosas, como chips, inhibidores y drones, para evitar que el lobo se acerque a los rebaños.