Gijón
Martes, 20 de junio 2023, 02:46
Hay un genocidio contra el movimiento social. Hay ataques para quitarles sus territorios a los campesinos indígenas y a la comunidad negra. Y, a pesar del cambio de gobierno, tenemos más defensores de los derechos sociales muertos que en Ucrania. El doble. En Colombia, el año pasaron, mataron a más de 100 personas defensoras de los derechos humanos. En Ucrania, 49. Eso explica que Colombia sea, hoy por hoy, el país con más desplazados y refugiados internos del mundo».
Publicidad
Con esa rotundidad, Javier Orozco, director del programa asturiano de atención a víctimas de la violencia en Colombia, explica el porqué de la multiplicación de la cifra de colombianos en Asturias en el último año. Solo por Cáritas han pasado casi 900 familias procedentes de ese país, lo que supone el 27% del total de hogares migrantes que atiende la ONG. Y en los últimos 23 años, 140 personas han pasado por el programa que gestiona la ONG Soldepaz Pachakuti «con el que, durante seis meses, ponemos a salvo a las personas».
Noticia Relacionada
Una situación en la que se encuentran hoy Aura, Christian, Margarita, Lady y otro compañero que ni siquiera puede, como el resto, identificarse por su nombre. Es un joven en peligro de muerte, «tiene ocho amenazas de muerte» por el mero hecho de ser joven y negro. Y, también, por defender los derechos de los menores y jóvenes de su ciudad natal.
Esa condición, la de defensores de los derechos, es la que le une a sus otros compañeros en este viaje a casi 8.000 kilómetros de su casa, a vivir en una región «acogedora, hoy por hoy, es la que más apoya a los refugiados», para «desconectar durante seis meses». Cumplido ese periodo, todos volverán a sus casas. «Llegan aquí para salvar sus vidas, para desconectar, para recibir asistencia psicosocial y para aprender, pero el objetivo de todos siempre ha sido volver», explica Orozco.
Porque, como explica Margarita, «nosotros dejamos allí a nuestras familias, a nuestros hijos. Todos han tenido que cambiar de lugar, porque al ser familiares nuestros están señalados, pero siguen allí. Y nosotros, todos, queremos volver».
Publicidad
Volver para seguir «haciendo lo mismo que hasta ahora». Que, en el caso de Aura o Lady, es algo tan duro «como enterrar a los muertos que, cada día, aparecen en la calle, o eviscerados en el río Cauca». Cada día, reiteran. Son muertos «de los que solo queda constancia en nuestros registros».
Todos coinciden en que con el actual gobierno, el presidido por Gustavo Petro, «por primera vez en sesenta años se ha reconocido que ser sindicalista, líder social y defender los derechos humanos no es delito». Es decir, aclaran, «reconoce la legitimidad por la que otros gobiernos nos persiguieron». Tanto, que salir del país un tiempo no fue su salvavidas. «Los refugiados aquí solo están seis meses. Dos de los que estuvieron en Gijón fueron asesinados al volver a casa: Luciano Romero Molina (2005) y Henry Ramírez daza (2010).
Publicidad
Unas muertes de las que no hay noticias fuera de Colombia. «La prensa también está monopolizada allí. No interesa decir los muertos que aparecen cada día, o los jóvenes que son asesinados o los indígenas a los que matan para quitarles la tierra».
Algo que aún sigue ocurriendo, «por lo que reclamamos a Asturias y a España un apoyo claro al Gobierno de Colombia para que pueda hacer frente a las guerras internas. Los colombianos no queremos mendigar, sino vivir en nuestro país». Si España «y la Unión Europea» no ayudan, la huida silenciosa de Colombia continuará. «Nosotros hemos llegado a Asturias como refugiados para no ser asesinados. Otros, por la desesperanza», lamenta Margarita.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.