Borrar
La ciencia y la ingeniería sí entienden de género

La ciencia y la ingeniería sí entienden de género

Una de cada cuatro. Solo un 25% del alumnado de las áreas STEM son mujeres. En algunas disciplinas, menos incluso del 10%

OLGA ESTEBAN

Martes, 15 de diciembre 2020, 02:14

Aprincipios de este año, recogía sus diplomas la sexta promoción del grado de Ingeniería Informática del Software y la duodécima del Máster en Ingeniería Web de la Universidad de Oviedo. Solo había seis mujeres en aquel grupo. La imagen vale no mil palabras, sino todo un movimiento, en el que administraciones, universidades y empresas pretenden reducir la brecha de género, especialmente pronunciada, que existe en el sector STEM. Esto es, en las disciplinas de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas, por sus siglas en inglés. Un concepto al que también se le puede añadir la letra 'A' y convertirlo en STEAM, cuando se suma el Arte como elemento para generar innovación y creatividad en los procesos.

Las mujeres son mayoría en la universidad. En todas. El 54,8% exactamente, según las últimas estadísticas. Pero su presencia en las titulaciones técnicas, esto es, en ingeniería y arquitectura, es solo del 25%. Y eso, pese que esos estudios son los que proporcionan «más empleo y puestos de trabajo estables y mejor remunerados», según un informe sobre el futuro del trabajo en la OCDE, de abril de 2019 (hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que todos los sectores han cambiado en los últimos meses debido a la pandemia, y también las expectativas laborales).

Aunque la Unión Europea y un largo listado de instituciones de todo tipo lo han analizado en los últimos años, y han concluido cuestiones como que «las mujeres están infrarrepresentadas en los puestos de toma de decisiones en el ámbito de I+D+I», no hace falta irse muy lejos para comprobar la realidad más cercana. Analizar las cifras de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, por ejemplo: solo el 25,54% del alumnado global de la escuela son chicas. Una de cada cuatro, clarísima minoría. Y no es solo eso, sino que la evolución está estancada. Hace cinco cursos, el porcentaje era incluso ligeramente superior, del 26,85%. También es verdad que, dentro de la propia escuela, hay diferencias. El Grado de Ingeniería de Organización Industrial, el de más reciente creación, no solo ha demostrado que tenía capacidad de atracción, sino que ha sido todo un éxito para las cuotas femeninas. Un 37,39% de su alumnado son chicas. En el lado contrario, Ingenería Informática en Tecnología de la Información, con apenas el 15,44%.

Somos menos las mujeres en estos sectores, es evidente. Menos aún si lo que se analizan son determinados sectores de la Formación Profesional. En Asturias, las alumnas suponen el 39% de los estudiantes de grados medios, pero solo el 4% de las familias industriales. En los grados superiores, son el 41% en total, pero en informática y telecomunicaciones, apenas el 13%. Pero es que, además, el mundo de las STEAM presenta también, como otros muchos, los conocidos techos de cristal para las mujeres. Solo así se puede explicar que el 40% del personal docente e investigador de nuestras universidades sean mujeres pero solo haya un 24% de catedráticas.

Así las cosas, la comunidad científica se ha puesto manos a la obra. Y han nacido iniciativas como el Inspira STEAM, de la mano de la Universidad de Deusto y la de Oviedo, con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECyT), para fomentar las vocaciones científico-tecnológicas entre las niñas de Educación Primaria. «Son hechos demostrados que menos mujeres eligen una profesión tecnológica, menos mujeres trabajan en el mundo científico/técnico, las mujeres llegan a puestos de menor importancia y perciben salarios inferiores en puestos de igual relevancia». Es solo uno de los muchos mensajes claros que lanza el 'Manifiesto Inspira'. Y no llegamos, recoge el manifiesto, no por falta de capacidades, desempeño o vocación, sino por «factores sociales, culturales y educativos», los que históricamente han construido profesiones 'masculinas' y 'femeninas', los que han establecido los roles de género y los «machismos ocultos».

Los mismos que, en este y el resto de sectores, hacen que una mujer, en Asturias, tenga que «trabajar 110 días más que un hombre para igualar su salario», según las últimas cifras publicadas por CC OO hace apenas un mes. Nuestra comunidad autónoma está, de hecho, a la cabeza del triste ranking de la brecha salarial. Es lo que se denomina «violencia económica».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio La ciencia y la ingeniería sí entienden de género