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El castro se muestra libre de las pizarras que cubrían las construcciones. fotos: mario rojas
El Chao Samartín, patrimonio al desnudo

El Chao Samartín, patrimonio al desnudo

Tras dos meses de trabajos avanza la consolidación del yacimiento, que deja atrás los cerca de 20.000 kilos de pizarra que soportaban los tejadillos del castro

BELÉN G. HIDALGO

Lunes, 24 de mayo 2021, 01:45

Un simple golpe de vista al castro del Chao Samartín, en Grandas de Salime, evidencia el paso de gigante que se ha dado en las obras para la consolidación de este yacimiento. Iniciadas hace más de dos meses, han dejado al desnudo uno de los castros más importantes del patrimonio asturiano. El acceso a las ruinas del poblado de finales de la Edad de Bronce está reservado al equipo de trabajo. Desde la entrada se atisba el primer gran cambio. Las cabañas lucen ya sin aquellos tejadillos de pizarra a los que el visitante se había acostumbrado y que habían dejado de cumplir su misión protectora. Se han retirado cerca de 20.000 kilos de material. «La estructura antigua ha sido mermada. Pasados veinte años perdieron su verticalidad y han generado daños en algunos puntos», explicó el arqueólogo Juan Ramón Muñiz al diario EL COMERCIO, que accedió al yacimiento acompañado de parte del equipo. Él defiende que a día de hoy existen técnicas menos lesivas y que permiten mostrar el castro sin artificios.

Como si de centinelas se tratase, decenas de sacos que contienen el material retirado custodian las cabañas del castro. Son testimonio de los trabajos de limpieza llevados a cabo en las últimas semanas. El suelo permanece protegido por la malla geotextil original, la misma sobre la que se depositó la gravilla ya retirada. Esta protección será repuesta cuando finalice la consolidación de los muros.

A día de hoy, los esfuerzos se centran en la fase de documentación. Pese a que se ha avanzado en ese frente, aún queda trabajo pendiente. «Lo primero que se hizo fue una batida fotográfica preliminar que documenta el estado inicial del yacimiento. Conforme se iba descubriendo, se iba fotografiando», concretó Paco Burgos, arquitecto técnico y jefe de obra.

Los operarios se afanan en la retirada de la gravilla sobre la malla geotextil y de la pizarra, mientras se apuran las labores de documentación previas a las obras de restauración.

Durante estas semanas, los arqueólogos han elaborado una serie de informes minuciosos de las construcciones. «Se está escaneando el 100% del sitio donde se va a actuar. Sobre ese escaneado se van a generar todas las planimetrías y alzados para indicar las necesidades de cada muro y, por tanto, el tratamiento que requiere», matizó el arqueólogo, Juan Ramón Muñiz.

Este trabajo ha sido necesario, señalan a pie de obra, ante la falta de documentación existente. «En la Consejería de Cultura existen muy pocas memorias de las intervenciones que se llevaron a cabo en este yacimiento. Hay más memorias de la domus que del poblado, lo que obligó a esta documentación previa», argumentó Muñiz. Los arqueólogos echan en falta, sobre todo, las memorias técnicas en las que se detalla qué se hizo en determinados sitios. Así, sostienen, se han encontrado muros sobre los que no existe un informe de restauración que aclare qué se hizo en ellos.

Muro a muro

Terminado el diagnóstico, el equipo de expertos en restauración estará en condiciones de iniciar el tratamiento. Los trabajos de consolidación serán, por tanto, construcción a construcción. Muro a muro. «Cada cabaña cuenta con su propio DNI, pues se ha realizado un estudio exhaustivo de cada una de ellas con el fin de adaptar la intervención a su realidad. Se trata de ir a lo más fiel», afirmó Burgos. De estos minuciosos trabajos se encargarán profesionales especialistas en restauración, que emplearán materiales y técnicas específicas. «Cada uno será el dueño de ese espacio. Tendrá toda la información y tratará puntualmente ese trabajo», matizó Burgos.

El jefe de obras, Paco Burgos, revisa las tareas sobre el foso.

La filosofía de las labores de consolidación y restauración se resume en llevar a cabo una intervención que sea «máximamente efectiva y, al mismo tiempo, mínimamente invasiva», sintetizó el jefe de obra. Para ello, se emplearán morteros de cal donde se precise y no se incluirá ningún elemento ajeno a la propia estructura. O el mínimo posible, cuando no exista otra opción.

Recuperar el 'impluvium'

En el resto de los espacios apenas se han llevado a cabo labores de limpieza. Es el caso de la domus. «Se realizará una solución 'a posteriori'. Ya en el proyecto se indicaba que se incluiría una vez que estuviese limpio», aclaró Muñiz. Entre la actuaciones que se prevén llevar a cabo destaca cómo se recuperará la imagen del 'impluvium'. «Será una solución técnica que habrá que plantear y que deberá pasar por la comisión de la dirección general de Patrimonio», apuntó el arqueólogo. Por el momento, en esta zona, se han retirado unos testigos de tierra de la última excavación «porque se necesita consolidar una muralla situada detrás para poder intervenir», matizó el arqueólogo.

Un trabajador se dirige a la domus.

Por el momento, todo parece indicar que los trabajos se desarrollarán agotando el plazo de ejecución de la obra. El contrato establecía seis meses y las previsiones señalan que la consolidación del Chao Samartín será una realidad en octubre de este año.

Atrás quedarán ríos de tinta sobre un proyecto que supondrá una inversión de 605.782,75 euros con cargo al 1,5% cultural. Para entonces, se habrá materializado la consolidación de un yacimiento que enfrentó a políticos y arqueólogos durante años.

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