Los centros educativos tendrán asignado un coordinador sanitario para prevenir conductas suicidas

El documento es el resultado de una estrategia conjunta y coordinada entre ambas consejerías. «Va centrada en la detección precoz y en actuar a consecuencia», resumió Fernández. En detalle, el texto impulsa líneas de apoyo al bienestar emocional en las aulas y ofrece información práctica basada en la evidencia científica para identificar y prevenir el suicidio, así como pautas para actuar ante conductas suicidas y hacer seguimientos específicos. El plan incluye la figura de un coordinador de atención educativa que se encargará, entre otras cuestiones, de acompañar a las familias tras el descubrimiento de casos y orientar a los alumnos.

«Anticiparse siempre es un acierto», arguyen los consejeros, en base a unos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística que vuelven a ser dramáticos y mantienen a Asturias con la tasa más alta de suicidio a nivel nacional. En 2021, se quitaron la vida 130 personas en la región, esto es, casi once al mes. Fueron 4.003 en el conjunto del país, un 1,6% más que en 2020. Los datos regionales vuelven a marcar un repunte después de dos años de descensos -son ocho casos más que en 2020-, al contrario de lo que había pasado en el resto del país. «Aún así, seguimos con tasas menores a las registradas en 2016, 2017 y 2018», explicó el consejero, «preocupado» aun así por la subida.

Pablo Fernández alerta asimismo del aumento de casos de conducta suicida en los más jóvenes. A lo largo de 2021, se han quitado la vida en España 201 menores de 24 años, un 40% más que un año antes. «Afortunadamente, en Asturias no tenemos casos en menores de 15 años», advierte el titular de Salud. Hay que mirar la franja de 15 a 29 años para detectar ocho defunciones autoinflingidas en la región, si bien los rangos más letales son los de 55 a 59 y de 50 a 54 años con 19 y 17 casos, respectivamente.

La guía, orientada a la comunidad educativa, se difundirá a principios de año en formato papel y digital. La consejera de Educación explicó que en enero habrá jornadas específicas en los centros educativos para «explicar el planteamiento» de la guía y dar cuenta de las herramientas y los mecanismos para echarla a andar sacándole «el mejor provecho».

El texto se divide en cuatro bloques. En el primero se definen conceptos generales relacionados con el suicidio con los objetivos claros de aclararlos, eliminar mitos y entender que hay que perder el miedo a hablar de ello porque «es la forma de prevenirlo».

En el segundo se describen los factores de protección, de riesgo y potencialmente desencadenantes de estas conductas entendidas desde los puntos de vista familiar, individual, social y del propio entorno educativo y se proponen acciones de prevención y promoción del bienestar emocional. La pandemia, confirmó la consejera, ha llevado a primera línea este tipo de necesidades: «Vemos que los niños y jóvenes necesitan un apoyo emocional que es, además, el eje vertebral de la nueva ley educativa, la LOMLOE», defendió al respecto.

El tercer bloque de la guía está orientado a la detección del riesgo y se detallan pautas para identificar señales de alarma, además de orientaciones sobre qué hacer y qué no. Se explican las actuaciones ante situaciones de riesgo inminente y no inminente y cómo colaborar con las familias o tutores y coordinar las actuaciones con el sistema de salud. El documento plantea, además, el acompañamiento a la familia durante el proceso, y no simplemente hasta que se establece una primera comunicación. También se incorporan recomendaciones sobre cómo afrontar el duelo en el entorno familiar y social cuando se produce un suicidio. El último epígrafe del documento recoge información complementaria con referencias bibliográficas.