La alegría, las risas y el sentimiento de fraternidad desbordaban ayer cada rincón de Asturias, especialmente dentro de las sidrerías. Chigreros, clientes, y ciudadanos de a pie celebraban por todo lo alto el reconocimiento de la cultura sidrera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que ayer aprobó la Unesco, reunida en Asunción. Para muchos se trata «de un sueño hecho realidad» y un reconocimiento «a casi 2.000 años de historia de la cultura sidrera».
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En Gijón y en Oviedo amigos, parejas e incluso familias enteras salieron a beber un culín de sidra nada más conocerse la noticia anunciada desde la capital Paraguay. Para Leticia Pérez, de la sidrería Casa Fernando, de Gijón, «la sidra es una forma de vida. Es recordar a la familia, es tener una identidad que no se parece a ninguna otra del mundo. Hoy todos deberíamos salir a la calle como cuando se celebra un partido de fútbol, porque la sidra es eso: unión», comentó, emocionada.
A pocos metros de distancia, en la sidrería Alberto, no cabía ayer ni un alfiler. Todos allí representaban el mismo sentimiento: «Orgullo de ser asturianos». Para Noelia Pérez, la sidra «va más allá de una bebida. Representa a las tres generaciones que estamos aquí: abuelos, padres e hijos. Somos tan amantes de esta cultura que a mi me bautizaron con sidra», contó la gijonesa.
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Y en la Montera Picona, sus dueños, Alejandra Vanegas y Emilio Rubio, no podían estar más contentos. «Este es un sentimiento inexplicable, pero queremos destacar que la cultura sidrera no es sólo la sidra, es todo lo que hay detrás, escanciadores, productores y llagareros. Todas las personas que han permitido que nos otorguen este título», señaló Vanegas, quien además ya ha sido en dos ocasiones campeona de escanciadores de Gijón.
También ayer, salió a celebrar Francisco Tessier, de 93 años, conocido «sidrero» de Gijón. Lo hizo con su hijo Luis y su hija Eva.
«Las cosas han cambiado muchísimo. Pero lo que nunca ha cambiado es la unión que genera el beber sidra, porque la sidra es unión, pues no distingue de clases sociales, cuando tomamos un culín de sidra todos somos iguales», comentó Francisco Tessier (Paco) como le conocen todos.
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En Oviedo el ambiente de celebración también se sintió en todas las calles, especialmente en el centro de la ciudad. Para Pedro Caramés, presidente de la Asociación de Sidrerías de Gascona «este es un reconocimiento mundial a lo que es la verdadera esencia de los asturianos. No hay otro producto que pueda definir mejor lo que somos y que tenga la capacidad de unir al campo, a la industria y a la sociedad en un mismo equipo», destacó.
También, César Suárez, director gerente de Tierra Astur, explicó que a partir de ahora «debemos de insistir en focalizar nuestra política de promoción turística en la sidra y en la imagen de los escanciadores, ya que son el verdadero diferencial que hace única nuestra región frente a cualquiera del planeta», insistió el empresario.
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Por último, Enrique Dapena investigador del Serida indicó que este título oficial que otorga la Unesca servirá para «fortalecer un sector que está realmente vinculado al desarrollo local, lo que supone elaborar y consumir manzana, sidra y otros productos elaborados utilizando manzana producida en Asturias. Debemos aprovechar todo nuestro potencial, sentirnos orgullosos y apostar por él», concluyó el experto en variedades de manzana.
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