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Lucía López Pérez
Salinas.
Domingo, 16 de julio 2023, 01:28
La escuela Las Dunas fue la primera que sentó cátedra en surfear las olas hace 15 años, cuando Salinas aún no se reconocía todavía como la capital de este deporte. Por entonces el surf se veía como algo extraño. «La gente era reacia al ... principio» , explica Thais Lamas, una de las coordinadoras de la escuela junto a Paulino Rodríguez y Gonzalo Panela, pero «cada año fue generando más interés», dejando de estar destinado sólo a un público concreto.
Desde entonces, Salinas ha sido sede de diversos campeonatos, así como el escenario perfecto donde amantes del surf han visto una oportunidad para crear su negocio. Ejemplo de ello son las ocho escuelas de surf oficiales con las que cuenta la localidad, que cada verano atraen a cientos de turistas interesados en practicar este deporte. En el caso de Las Dunas, «pueden pasar al día hasta cien personas entre clases y campamentos», concentrándose la mayoría de ellos en los meses de julio y agosto, es decir, en temporada alta.
Los campamentos son uno de los grandes atractivos de las escuelas, pues permiten que los niños se introduzcan en el deporte, además de realizar otras actividades. «Ahora en julio tenemos unos veinte niños. Hacemos surf, pero también actividades de ocio al aire libre, carreras de relevos, búsqueda del tesoro, mímica...», cuenta Thais. Muchos de ellos son habituales de la escuela y «repiten de un año para otro, al ser la primera escuela que abrió también nos da un renombre». Entre los niños que disfrutan de los campamentos se encuentran esencialmente madrileños, aunque «vienen de todas partes. Desde la escuela ponemos un autobús para facilitarles que puedan venir».
Muy cerca de ellos se encuentra Alamar, que hace diez años abrió sus puertas cuando «el surf era un producto desconocido», aunque ahora «ya se ve como un deporte e incluso como una forma de vida», algo que demuestran las cifras de ocupación para este verano, que ya están en torno al 80%, aunque «seguimos cogiendo reservas». Ramón Cuervo, coordinador de la escuela junto a Idoia Núñez, explica que la clave para mantener el negocio reside en «intentar fidelizar a los clientes y que repitan», algo que han ido consiguiendo a base de trabajo, experiencia y del «boca a boca», que ha hecho que junio haya sido «el mejor mes de nuestra historia». Entre el perfil de sus clientes se encuentran madrileños, barceloneses o valencianos, aunque Ramón explica que «hay de todo». Eso sí, asturianos, aunque hay, son los que menos, «algunos vienen, pero no pernoctan aquí, vienen a pasar el día».
Esta percepción también la comparte Raúl Díaz, del 'surfcamp' Longbeach donde la ocupación actual está en torno al 60%, aunque espera que para agosto se llene. «La temporada va despacio, ha tardado mucho en empezar», confiesa, aunque «las últimas semanas han sido más intensas» debido a los campamentos en los que los niños disfrutan de surf, juegos, escalada o paseos en canoa. «Los que más vienen son madrileños y de Barcelona. Gente de cerca, la que menos», cuenta.
Por otro lado también hay escuelas que este año comemzaron la temporada un poco más tarde, como es el caso de la escuela Horizon para quien está siendo un verano un tanto extraño, pues les ha pillado mudándose de instalaciones. Mientras, en El Pez Escorpión, las reservas rozan el 90% de ocupación. Las cifras no mienten, el surf está de moda.
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