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Son tiempos extraños para el comercio de proximidad. Después de que la pandemia del coronavirus despertase cierta conciencia social en pos de su recuperación y aprovechamiento, en los dos últimos años el alza de costes y precios, ligado a la aún persistente hegemonía de la ... venta digital, ha vuelto a poner a miles de dueños de tiendas y negocios hosteleros ante un futuro, cuando menos, incierto. Y en esas aguas es en las que nada Ana María Fernández Alba (Avilés, 1980) desde que, esta misma semana, accediese a la presidencia de la Asociación de Profesionales y Autónomos de Comercio, Hostelería y Servicios de Castrillón (CastriCom). Una responsabilidad que ha asumido para cumplir un objetivo claro: devolver el dinamismo de antaño al minorismo en el concejo.
-Llega al cargo aupada por sus compañeros. ¿Ya había estado antes al frente de asociaciones?
-¡Para nada! Desde que abrí en Piedras Blancas mi centro de estética, y el 27 de marzo hizo veinte años de eso, siempre me he dedicado a esto. No paro, estoy todo el tiempo formándome de lo mío... Así que no he tenido tiempo aún de ponerme a ello.
-Siendo así, ¿cómo se siente?
-Un poco nerviosa, la verdad. Como ya dije cuando nos presentamos los de la nueva directiva ante el gobierno, quiero hacer las cosas lo mejor que se pueda. Y, al mismo tiempo, estoy muy contenta de que mis compañeros me hayan elegido; siempre se dice lo mismo, pero no me lo esperaba.
-¿Se ve capaz?
-Hombre, nunca antes he presidido ninguna asociación, cierto es, pero sí que he estado implicada en CastriCom, y en otras entidades anteriores, prácticamente desde que abrí mi negocio. Aparte, Juan Alberto Fernández, el presidente saliente, se ha ofrecido a ayudarme en todo lo que necesite. Es mucho lo que debo agradecerle; ha hecho un trabajo estupendo, y en estos años ha peleado muchísimo por todo y por todos nosotros. Es algo digno de admirar y de reconocer.
-Ya que lo menciona, ¿en qué estado se halla CastriCom?
-Tenemos una sociedad bien armada, sólida; eso siempre es un buen punto de partida. Dicho eso, los que entramos ahora tenemos las expectativas muy altas. Queremos hacer muchas cosas nuevas, potenciar lo que ya había, ofrecer nuevos eventos... De entrada, en mayo haremos un mercado conjunto con la localidad francesa de Eysines. Nos hemos propuesto lograr que en Castrillón haya más movimiento por la calles, y a por eso iremos.
-¿Y sus compañeros? ¿Hay implicación suficiente?
-Bueno, ya se sabe cómo es esto... Todos tenemos que tratar de arrimar el hombro. Luego hay gente que protesta porque algo no se hizo, pero no se implican cuando se está organizando. Si hablamos de eso, me parece que la hostelería participa un poco más; diría que, tal vez, el comercio está un poco más acomodado, al disponer de una clientela fiel.
-En todo caso, hay quienes afirman que no es un buen momento para el minorismo.
-A ver, por partes. Las cosas están en un momento delicado, muy sensible; eso no lo podemos negar, y solo hay que mirar alrededor para darse cuenta. Ahora bien, mi opinión puramente personal, basada en mi experiencia como empresaria y en lo que recibo de compañeros, es que tampoco está tan mal. Vale, nos están matando a impuestos y a tasas, y el coste de todo está subiendo, pero en Castrillón, en general, vamos aguantando.
-¿La clientela responde?
-En su mayoría, sí. Muchos tenemos clientes fieles, de los que cumplen con nosotros, y eso es muy de agradecer. Ahora bien, las compras 'online' han hecho mucho daño a sectores como el de la moda, la informática... Al mío, por ejemplo, no; hasta nos vino un poco bien, porque nos permitió darnos a conocer. Pero sé de establecimientos a los que el digital los está matando.
-Menciona el comercio, pero no se debe olvidar la hostelería.
-Ese es otro asunto. La percepción que tengo es que a ellos les va bien. La calle Pablo Iglesias, es un punto neurálgico; en ella siempre hay gente. Además, esas personas luego salen del concejo, hablan, comentan y atraen. A los de aquí puede que no nos sorprenda, pero a los de fuera les llama la atención ese dinamismo, y se corre la voz.
-Así las cosas, ¿tiene ya definido algún aspecto a mejorar?
-De entrada, hay un tema que, más pronto que tarde, tenemos que tratar con el Ayuntamiento: el del aparcamiento los miércoles. Los días de mercado, con el aparcamiento de la piscina ocupado por los vendedores, no hay quien encuentre hueco, y eso nos mata. Y nos ocurre a todos; mucha gente viene de los pueblos de alrededor, tiene que bajar en coche, y te piden que no les des cita los miércoles, porque no tienen donde aparcar. Necesitamos una alternativa, unas plazas a mayores que eviten ese problema.
-Mencionó antes las tasas y los impuestos municipales.
-En efecto. Sería interesante valorar alguna rebaja. Fuera de eso, querríamos iniciar un diálogo con el gobierno para ver si las arcas municipales puede asumir un poco más del coste de la iluminación navideña. A fin de cuentas, beneficia a todo el concejo.
-¿Qué futuro le augura al sector en Castrillón?
-Me gustaría que cesase el cierre de locales, claro, y que creciese más. Hay ámbitos que faltan por cubrir, como el de los alimentos para alérgicos. Sería ideal que no fuese preciso salir del concejo para adquirir lo más básico.
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