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OLAYA SUÁREZ
OVIEDO.
Miércoles, 17 de noviembre 2021, 00:57
«Me levanté pronto porque duermo muy mal, sobre las 6 de la mañana estaba cocinando y escuché voces muy altas, como de dos hombres, parecía que estaban dentro del jardín, pasé hasta miedo». La dueña de la casa junto a la que apareció muerto ... Javier Ardines, en un camino de Belmonte de Pría, relató ayer en el juicio que cuando subía al piso de arriba a avisar al marido, «las voces pararon, así que pensé que igual eran jóvenes que volvían de fiesta, porque había fiesta por la zona».
Precisamente su esposo fue quien, apenas dos horas después, hallaba el cadáver del concejal de Izquierda Unida. «Salí con el perro sobre las 8 de la mañana y me encontré el cadáver en el camino, en medio de un charco de sangre y con muy mal aspecto, al principio no me di cuenta de que era Javier», dijo ante el jurado popular. Regresó sobre sus pasos a coger el móvil que «tenía en casa y rápidamente llamé al 112». «Me dijo la médica que le tomase el pulso y que le diese la vuelta, pero no se la di, los cadáveres para los forenses, hablan», señaló. «Pobrecito Javier», dijo al recordar aquella mañana en la que el refugio que escogieron él y su mujer hace ya catorce años para pasar temporadas festivas se tornó en una pesadilla. «Conocía mucho a su familia, sobre todo a sus tíos», especificó.
Fueron dos de los cinco testigos que ayer estaban citados en la vista oral que se celebra en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial y en la que cuatro hombres se sientan en el banquillo de los acusados: Pedro Nieva, el presunto inductor del crimen que habría encargado matar a Ardines por celos; Jesús Muguruza, el supuesto mediador, y los sicarios que habrían matado al edil de Izquierda Unida, Djillali Benatia y Maamar Kelii. La fiscalía y la acusación particular piden 25 años de cárcel para cada uno.
En la mañana de ayer declaró además otro de los vecinos del camino en el que se cometió el asesinato. Se da la circunstancia de que tiempo atrás había tenido desavenencias con el propio Ardines. Con parcos monosílabos contestó de forma afirmativa a las preguntas planteada por el abogado de Pedro Nieva: ¿Había tenido un enfrentamiento en un bar con Javier Ardines tiempo antes? ¿Ese enfrentamiento se debía a un comportamiento inadecuado de Ardines con su exmujer? Respondió que sí y también apuntó que de saber que los problemas de su exmatrimonio iban a salir a relucir en el juicio, se habría «pensado más lo que decir a la Guardia Civil cuando hablé con ellos».
Otra de las testigos fue la mujer con la que Javier Ardines había quedado aquella mañana del 16 de agosto de 2018 para que hiciese fotos desde su barco de pesca. Se trata de la esposa del médico de la zona y también amiga de la víctima y su viuda. «Habíamos quedado a las 6.15 delante de mi casa en Garaña, me pasaría a recoger. A los diez minutos me pareció raro que no llegase y le mandé un mensaje y le llamé, pero me daba apagado, esperé hasta las siete menos cuarto y entré en casa». Prosiguió contando: «Mi marido se estaba ya levantando porque ese día estaba de guardia (sería quien luego acudiría al lugar del crimen) y le dije que Javier no había aparecido, así que volvía para la cama». Sobre las 9 de la mañana su marido la llamó por teléfono. «Me llamó y me dijo: murió Ardines, al principio creí que era el padre de Javier, entonces pensé, claro, si murió el padre cómo iba a venir a recogerme... Pero ya fue cuando me dijo, no, no, el que murió fue Javier».
El último en declarar, de forma muy breve, fue el marinero que salía a faenar cada día con Ardines en su barco La Bramadoria. «Habíamos quedado en el puerto, yo antes fui a llevar a unos amigos en coche, que volvían de fiesta y me fui directo al puerto», relató. A las preguntas del abogado de la defensa de Nieva de si había escuchado «algún rumor que relacionase a Javier Ardines con un alijo de fardos de drogas», primeramente contestó que no, pero al ser repreguntado dijo que sí, «lo había escuchado poco tiempo antes», en referencia al día de su muerte violenta. El juicio se retomará mañana con nuevos testigos, entre ellos la mujer con la que la víctima había mantenido relaciones íntimas horas antes de ser asesinado.
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