«No había un conflicto de los interinos con Ardines, era una relación normal»

El letrado de la defensa de Pedro Nieva, Javier Beramendi, citó a declarar al interventor municipal para mostrar a los miembros del jurado popular la situación de conflicto laboral que se vivía en el Ayuntamiento en el que la víctima ejercía como concejal de Playas y Personal por Izquierda Unida. Esa disputa se produjo como consecuencia de que se anunciase un proceso de selección para acabar con el alto grado de interinidad en el consistorio, con trabajadores eventuales que llevaban en el mismo puesto más de veinte años. «La interinidad era del 30% o el 35%, lo habitual en las administraciones públicas y, que yo sepa, Javier Ardines no tuvo ningún problema por ese asunto», dijo el testigo.

El secretario municipal del Ayuntamiento de Llanes, que también estaba llamado como testigo no compareció en la sala de vistas de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, en Oviedo, tras presentar un certificado médico en el que se ponía de manifiesto su delicado estado de salud, que le impide acudir al juicio.

El siguiente testigo en intervenir en la mañana de ayer fue el responsable de la custodia de los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de Langreo, donde permaneció incomunicado tres días Djillali Benatia (el presunto sicario) desde su arresto en Bilbao hasta pasar a disposición judicial en el juzgado de Llanes. Los abogados de la defensa le interrogaron por lo que consideran una anomalía al no quedar reflejada en el parte de custodia la visita de dos agentes de la UCO al acusado, que realizó una declaración de confesión ante la Guardia Civil y la jueza, de la que meses después se retractó alegando que había sido presionado por los guardias civiles.

El testigo fue contundente: «Esa visita de los dos agentes de la UCO duró apenas un minuto y se produjo en el hall, donde hay cámaras y donde eran vistos por los responsables de la seguridad de los calabozos». «No hubo ningún tipo de incidencia con Benatia, fue un buen detenido, no hubo ningún problema, se le hicieron todos los reconocimientos médicos, por la mañana y por la tarde, con normalidad, no referenció que tuviera ningún problema», concluyó.

La sesión del juicio, que se prolongó durante unas dos horas, finalizó con los breves testimonios del guardia civil del servicio cinológico que intervino en el registro del piso de Maamar Kelii (el otro presunto sicario) en Bilbao y con el jefe de Extranjería de la Policía Nacional de Asturias. El guardia civil manifestó que «el perro marcó en el domicilio la presencia de dos botes de spray pimienta y también marcó una esterilla, un saco de dormir y un frontal». En la escena del crimen de Belmonte de Pría fueron localizaron restos de gas pimienta, en una de las vallas que colocaron en mitad del camino para ejecutar la emboscada y también en el cadáver de Javier Ardines.

El jefe de Extranjería de la Policía Nacional de Asturias fue solicitado también por la defensa de Maamar Kelii para intentar demostrar, a su parecer, que el presunto autor material del crimen no se fugó en dos ocasiones del país, si no que viajaba con frecuencia a Argelia, su país de origen y a Suiza. La Policía Nacional es el cuerpo de seguridad del Estado que tiene las competencias de extranjería. Poco pudo aportar en el juicio sobre una investigación en la que no participó la Policía Nacional. «¿Cuando algún ciudadano quiere eludir la Justicia suele salir desde otro país?», le preguntó Fernando de Barutell, abogado de Maamar Kelii. El jefe de Extranjería contestó que no podía responder a ese extremo. Esa misma respuesta utilizó para la siguiente pregunta: «¿Le llaman la atención las entradas y salidas de Maamar Kelii durante el año 2017 y 2018?». Su testimonio duró apenas unos minutos.