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tLos servicios de Funeraria Gijonesa se llevaron a la sardina hasta el Antroxu del año que viene.

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tLos servicios de Funeraria Gijonesa se llevaron a la sardina hasta el Antroxu del año que viene.

'Turbu', en su testamento:«Parái d'usar plasticonos»

Entierro de la sardina. Gijón despide el Antroxu, «cuatro díes de folixa que nos pasaron pitando; que como el AVE van zumbando»

EVA HERNÁNDEZ

Miércoles, 14 de febrero 2024, 00:25

Mateo Sat y Alisiu 'El Parrochu' se despidieron ayer de su fiel compañera, Turbulencia Marina de Isobaras Relente, 'Turbu'. Y junto a ellos, decenas de gijoneses y gijonesas, metidos en el rol de plañideras, que se pasaron por el velatorio y acompañaron a la sardina de este 2024 en su entierro. «¡Gijoneses, 'Turbu' ha muerto!», comenzó el velatorio, y después las explicaciones ante un público entristecido. «Fue tremendamente terrible. Parece ser que estaban tomando un café todos juntos, charlando sobre el cambio climático y las turbulencias cuando una gaviota miope la confundió con un pincho de tortilla. La encontraron sobre el río Piles, que estaba 'secarro, secarro' y ya no pudieron hacer nada. Sus últimas palabras: Sálvame, ven nadando a mí».

«Me da mucha pena, ¡yo no quiero que se vaya!», decía Mireya Jimenez, de 6 años. Junto con su hermano Daniel, de 5, subieron al escenario; «estaba muy guapa con las manitas cruzadas». Algunos eran más optimistas: «Pobre sardina, pero seguro que el año que viene, ¡volverá!», comentó Amaral, de 7 años.

Los llantos siguieron en un camino que a buen seguro se hizo eterno, como es menester cuando se transita de luto. Las charangas lo dieron todo por sacar una sonrisa. Pusieron toda la carne en el asador con un baile, el útlimo del Antroxu, ya con sus trofeos en mano. Los Mazcaraos, como vencedores, abrieron el camino a todos los demás. Ayer les tocó demostrar su destreza en calles más angostas que las del paseo de Begoña y el teatro Jovellanos, donde mostraron sus coreografías días atrás. Recorrieron, tras el féretro, las calles de San Bernardo y San Antonio, para desembocar en una abarrotada plaza del Marqués donde se procedió a dar lectura del testamento.

Hubo un mensaje claro: la paz. «Güei ya termina l'Antroxu. Pero nun termina la guerra. Y la paz ye lo más importante. Igual que cuidar el planeta», dejó escrita la difunta sardina. También muchos mensajes ecologistas y sostenibles, de una realidad que ya no es futuro sino un presente con el que ya toca vivir. «Parái d'usar plasticonos. Cudái bien de los recursos. Ponéi frenu al consumismu. Con sensatez, sin discursos», prosiguió.

No fueron unas últimas palabras con la misma mordida que las de días atrás, en vida, o las del pregón, sino que apelaron mucho más a concienciar con el planeta. Y con Gijón. «Cuidáila muncho y mui bien. Pa dexala a vuestros fíos. Curiosina y siempre limpia. Sin basures ni vertíos», pidió Turbu en sus últimas palabras, en las que advirtió que de no hacer eso «un planeta desoláu ye lo que ta por venir».

Un clásico cierre con puxas a Xixón, a Asturias y por la paz. Con tamborada de nuevo sonando, y como se dijese desde el micrófono del entierro, prepárense porque «Termina agora l'Antroxu. Y llegan San Xuan volando». Cuatro meses no son nada.

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