Café, tablets, sacos de dormir, pijamas y hasta hamacas. Todo un campamento se formó ayer en la fachada del Teatro Jovellanos. Nadie estaba dispuesto a quedarse sin una. Las entradas del XXXVI Concurso de Charangas salen a la venta hoy a las 9.30 ... horas en la taquilla del coliseo. Pero las agrupaciones ya empezaron a guardar cola desde la madrugada del miércoles.
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Aunque el nombre de su charanga sea La Última y Marchamos fueron los primeros en coger sitio. Estíbaliz García salió de su casa, en Contruces, a las 5.30 horas del miércoles. A las seis ya estaba con su silla, completamente sola. «Estuve muy tranquila», ríe. A las 11 de la mañana le dio el relevo Llara Álvarez. Pero no se fue a su casa a descansar. «Marché a trabajar, me cambié y volví al mediodía, pero esto lo merece porque para mí hoy -por ayer- empieza el carnaval».
Álvarez llegó a las once y ya entonces avisaba de que se quedaría «hasta que salgan las entradas». Junto con ella estaban Diego Villamil, de Los Gijonudos, y David de la Vega, de los Restallones. Estas agrupaciones llegaron a las nueve de la mañana y a las diez menos cuarto, respectivamente. Pero, ¿por qué tanta antelación? La respuesta es muy sencilla: «Por el boca a boca», dijo Villamil. «En las charangas nos conocemos y unos empiezan a decir a otros a la hora que van a ir», explicó. Por eso, «muchos dijeron a las diez y nosotros quisimos venir antes, ¡por asegurarnos las entradas!».
Saben que poder estar presente en el concurso es algo muy codiciado por los gijoneses, que solo pueden conseguir cuatro entradas por persona. «Las colas terminan dando la vuelta al Dindurra», ilustró De la Vega.
La Vieja Guardia no participa este año, pero ya había avisado a este periódico de que iban a estar animando a las demás charangas. Por eso, desde las 10.05 horas, Raquel Joaquín, Mario Muñoz y Pablo Muñoz esperaban en el Jovellanos. «El año que viene vendremos la noche anterior y cenaremos aquí», bromeó Joaquín.
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No solo conseguir las entradas era el motivo para llegar los primeros, «también para poder estar atechados, ¡que dan lluvias!», señaló entrada la tarde Sara Otero, de Los Mazcaraos. Formando un círculo con sillas, compartían espacio con Los Acoplaos. «Tenemos café y calimocho. ¡Hoy no se duerme!», adelantaron. «Se forma una fiesta, hacemos mucha hermandad entre todas las charangas», decía, disfrazada de cebra, Salomé Entrialgo, de Los Acoplaos. Replicaba por Los Mazcaraos Andrés Colunga, quien señalaba su saco de dormir. «Lo cerraré hasta arriba un par de horas para echar una cabezada». Mirando al cielo, esperaban que la lluvia no hiciera de las suyas, aunque como reza el refrán: 'sarna con gusto no pica'.
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