andrea machado allende
Jueves, 20 de febrero 2020, 21:02
El pregón carnavalero de Gijón Oeste dio este jueves comienzo a las fiestas de un antroxu en el que se debe «vivir un mundo al revés donde no quede títere con comedia, donde los demonios se vuelvan ángeles burlescos y los ángeles guardianes ... del infierno con tambor y pandereta». Se evitó hacer hincapié, por otro lado en «el paro, la pérdida de puestos de trabajo, la pobreza, la miseria y los sueldos irrisorios» ya que son «parte de la careta cotidiana», y las 2000 personas que participaron en este día, decidieron ponerse la careta de fiesta «para celebrar un tiempo en el que cada uno puede ser como es y mostrarse real». El mensaje que lanzaron fue muy claro: «Es menester que la gente salga a la ciudad a jugar con divertimento en las calles, aptas para el regocijo y el desenfreno, porque todos somos carne y en polvo nos convertiremos, y todos antroxu somos y cuaresma seremos».
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Acompañados por la sardina 'Rosardina', que encabezó el pasacalles, varios colegios, asociaciones y colectivos de la zona oeste de Gijón marcharon desde la calle Pachín de Melás hasta el colegio Lloréu, donde el broche final vino de la mano de chocolate para todos, magdalenas y mucho baile. «Tanto nosotros como los niños estamos muy contentos de que este año el fin de fiesta y la chocolatada sea en nuestro colegio», explicó Olga Díez, del AMPA del Lloréu. Padres e hijos, disfrazados todos ellos de nubes, escogieron este disfraz porque se trataba de «algo llamativo y bonito que no se escapase del presupuesto y que a su vez permitiese que cada uno lo tunease a su manera, con rayos, arcoiris, o incluso luces por debajo».
El Federico García Lorca, por otra parte, optó por un disfraz conmemorativo del quinto centenario de la vuelta al mundo, que supuso un broche final a las otras actividades que se han ido llevando a cabo en el colegio. «Creímos que el antroxu debía ir en relación a ello y por eso decidimos ir todos de bola del mundo», explicó Yolanda Fernández, su directora. Ángela Trapote, integrante del AMPA del colegio la Atalía, aseguró que, en su caso, se hicieron entre 190 y 200 trajes, y en el desfile participaron niños, padres, madres «e incluso alguna abuela». A esto se sumaron varios Wally, arlequines, 'monstruos de colores', equipos de olimpiadas y hasta un fauno que juntos recorrieron las calles para llenarlas de alboroto y color.
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