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MARÍA AGRA
Martes, 14 de febrero 2023, 00:51
Muchos les recordarán por haber ido de buitres, leones, conejos, loros o mariposas. La temática animal ha estado muy presente en los últimos años en la esencia de Los Acoplaos, pero no es lo único que les define y por eso este carnaval se disfrazarán ... de «algo muy de aquí». Se refieren a la tierrina. No es un traje muy arriesgado, pero creen que va a ser resultón. Sobre todo, «guapo, vistoso y lucido», explica Sergio Jovellanos, secretario de la charanga y uno de los encargados del 'atrezzo'. «Lo hacemos casi todo nosotros y va al milímetro». Ese es uno de los puntos fuertes de Los Acoplaos. Entre ellos hay cuatro modistas que se encargan de la confección y dedican mucho tiempo a perfeccionar los disfraces. Dos de ellas, Maribel Rodríguez y Loli Crespo, son de las más antiguas de la charanga y «las que llevan la voz cantante» en la creación del atuendo. Cuentan que el disfraz este año «ha llevado muchísimo trabajo», un plus a tener en cuenta ya que no es algo habitual y requiere mucho tiempo y esfuerzo. «Martes, miércoles y jueves hay costura», relata Sergio, orgulloso del trabajo de sus compañeras.
Historia Se creó en 1998 por integrantes de la asociación de vecinos y la Comisión de Festejos del Nuevo Gijón.
Integrantes Son 40 personas. Loli Crespo es la que más tiempo lleva y Mario Jovellanos, de 5 años, es el más peque.
Disfraz Han ido muchos años de temática animal, pero esta vez han optado por una idea muy asturiana.
Aunque llevan 25 años participando en los carnavales, para ellos es como si acabasen de empezar de cero. Los Acoplaos tuvieron que reinventarse hace dos años -en plena pandemia- después de que más de la mitad de la charanga lo dejara para formar una nueva. Uno de los retos que tuvieron que afrontar en aquel momento fue aprender a tocar percusión de un día para otro. Por eso su sonido, detrás del que están Pedro y Mateo, es «algo diferente» a lo que se suele tocar en otras charangas. «Es más clásico. Tenemos mucho sonido de cajas, que no suele ser muy habitual», señala Jovellanos. Otro de sus grandes desafíos, al que se han entregado por completo este año, ha sido pulir la puesta en escena en el Teatro Jovellanos. El año pasado se excedieron un poco del tiempo (un máximo de once minutos) y eso les penalizó, bajándoles de la séptima a la undécima posición. Pero no les volverá a pasar.
Para poner a todo el patio de butacas en pie cuentan con una prometedora cantera. Están Mario, de 6 años, que «toca que te mueres» y Aarón, de 12, que es «un máquina» con las baquetas y «el que nos sube a todos arriba». Al fin y al cabo, esa es la esencia del Antroxu: disfrutar.
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