EVA HERNÁNDEZ
GIJÓN.
Viernes, 2 de febrero 2024, 00:13
Los Acoplaos es una veterana -y a la vez primeriza- charanga. La explicación a dicho fenómeno es sencilla. Aunque la formación se creó en 1998 por integrantes de la asociación de vecinos y la comisión de festejos de Nuevo Gijón, durante la pandemia una gran ... parte de los participantes se marchó y tuvieron que reinventarse. A pesar de eso, actualmente hay alrededor de 50 personas y cuenta con una cantera joven y muchas ganas. Desde las pequeñas de 11 y 12 años que participan en el baile hasta tres jóvenes percusionistas de en torno seis y ocho años. Sin olvidar, cómo no, al pequeño Jorge de un año que ya lleva el ritmo charanguero en las venas.
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Aunque para esta charanga todo sea relativamente nuevo, lo que no quiere cambiar es la línea estética, pero siempre con esa «vuelta de tuerca» que permita sorprender.
Del año pasado a este esperan «un cambio grande», dice la responsable de baile Vanessa Carrillo. Apostaron por hacer referencia a Asturias, disfrazados de árboles que convirtieron el escenario del Jovellanos en un bosque bajo techo, aunque quedamos undécimos. La discreta posición solo les ha alentado a ponerle más ganas. «Nos quedamos un poco con la espinita clavada, sabemos que hay mucho nivel y queremos igualarlos, pero sobre todo lo que queremos es divertirnos».
Conocidos también por apostar por temática animal -buitres, leones, mariposas-,este año tan solo pueden adelantar que «va a ser muy colorido, llevamos muchos colores y es muy llamativo». Bajo esta premisa, «esperamos sobre todo que sorprenda y que haya un factor sorpresa y la gente disfrute viendo el traje que llevamos este año». En cuanto a ideas, gran parte del peso ha recaído en la gente más joven de la formación, «como dicen las veteranas, somos el futuro», dice Jon García, del grupo de atrezo. Y el resultado les ha dejado «muy contentos».
No se harán mucho de rogar, pues ellos serán los encargados de abrir el concurso de charangas en el Teatro Jovellanos el sábado 10. Y aunque salir los primeros puede hacer que los nervios estén aún más a flor de piel «hay un grupo muy motivado», explica Jon García. Esta ilusión reside en que «al abrir el concurso la gente va a esperarse que sigamos en la misma línea que años anteriores, pero no va a ser así. Cuando acabe la percusión creo que la gente va a levantarse de los asientos y pensar: 'Esto se ha mejorado'». Y es que «este año vamos a fuego».
Desde abril llevan montando las coreografías y ensayando desde septiembre. Un proceso que pasa por «elegir bien las canciones, las letras, que estétodo acorde...», explica Carrillo.
«Este año queremos que haya más movimiento, que sea más dinámico y que haya más cambios». Sobre el atrezo, «estar en la charanga no es solo venir a ensayar, te llevas trabajo a casa, hay días que estás marcando y cosiendo mientras estás atento a la olla exprés», dice García.
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Pero, como en todo, todo esfuerzo tiene su recompensa. «Lo mejor son las caras de felicidad de la gente cuando desfilamos y ven nuestro disfraz, hay muchísima gente que lo valora», resalta García. «Aunque el año es duro, la mejor parte es ver lo bien que se lo pasa la gente».
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