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A pesar de las diferencias de temperatura, Asturias está presente en las Islas Canarias. Allí es donde estos días se exponen todas las novedades en materia vitícola. Y allí es donde la Misión Biológica del Grupo de Viticultura del Consejo Superior de ... Investigaciones Científicas (CSIC), que dirige la asturiana Carmen Martínez, defendió ayer dos novedosas ponencias sobre sendos proyectos realizados en el Principado, con motivo del VI Congreso Internacional de Viticultura de Montaña y en Fuerte Pendiente, que se clausura hoy en San Cristóbal de la Laguna (Tenerife). En resumen: las variedades de vid asturianas «tienen futuro» y «abren un mundo de posibilidades» a la región. Caminos, a veces, tan inesperados, como la elaboración de aceites de calidad a partir de los residuos de las uvas o la puesta en marcha de grandes proyectos para que las ovejas sustituyan a los contaminantes herbicidas.
El equipo que dirige Martínez trabaja en la recuperación y otros aspectos de la viticultura gallega y asturiana, «muy interesante desde el punto de vista científico». La investigadora está convencida de que estas presentan «una alternativa interesante» para algunas zonas de la región, «incluso, con la creación de empresas» que sirvan para dinamizar su economía.
El primer proyecto que presentó en Canarias trató sobre el aprovechamiento de los residuos en la viticultura de montaña. Mediante un sistema de tamizado tratan el bagazo para separar la piel de las semillas de las uvas. Luego, gracias al prensado en frío de las semillas, se obtienen aceites «muy especiales y de gran calidad, con una concentración muy alta de algunos compuestos beneficiosos para la salud», debido a las características propias del terreno asturiano. A nivel aromático, destacó Martínez, «también son muy diferentes e interesantes». Además, son útiles para el consumo fresco como para su uso cosmético y «algunos de sus compuestos pueden tener utilidad en farmacología». Esta nueva actividad «ofrece alternativas a aquellos que quieran montar empresas para el aprovechamiento de estos residuos, a los que puede sacárseles un gran rendimiento».
El otro proyecto, desarrollado junto a la Universidad Autónoma de Barcelona, propone la utilización de ovejas con aversión inducida a la vid para el control de la cubierta vegetal en un viñedo de montaña. Este planteamiento es revolucionario por el conocido gusto de estos animales por las hojas de vid. Se trata de someter a las ovejas a un proceso «completamente respetuoso y acorde a la legislación de protección animal», para causarles aversión hacia la vid y que, de este modo, la discriminen en su dieta y se alimenten únicamente de las malas hierbas. Por otra parte, los excrementos de los rebaños actúan como abono, con una alta concentración de potasio que es beneficioso para la vid. Así, por un lado, se elimina el uso de herbicidas y, por otro, se propicia el nacimiento de vides para la elaboración de vinos de mayor calidad. Aprovechando la buena acogida que ha tenido entre los asistentes, el equipo del CSIC se plantea poner en marcha un gran proyecto que aspira a la obtención de fondos europeos, para desarrollar más ensayos en este ámbito. De momento, ya cuentan con el interés de bodegas y de grupos de investigación alemanes y suizos.
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