Entrada del Juzgado de lo Penal, en Oviedo. Mario Rojas

8 años de inhabilitación y uno de prisión para el funcionario acusado de torturar a un preso en la cárcel de Asturias

El juzgado ha considerado que la agresión se produjo «sin necesidad ni justificación», incurriendo así en un delito de tortura

Soraya Pérez

Oviedo

Viernes, 25 de octubre 2024, 15:25

El Juzgado de lo Penal número tres de Oviedo, tal y como solicitaba la Fiscalía, ha condenado este viernes a ocho años de inhabilitación absoluta y a un año de prisión a V. E. R. C, el funcionario del Centro Penitenciario de Asturias acusado de un delito de tortura. La resolución no es firme y contra ella cabe recurso de apelación, según ha informado la Fiscalía.

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Los hechos se remontan al 17 de noviembre de 2018, cuando el recluso R. F. se presentó en la cabina de vigilancia de los funcionarios del centro y trató de agredirlos con una cuchilla que llevaba en la boca. El interno tuvo que ser reducido y, en cumplimiento del régimen penitenciario, fue sancionado y recluido en una celda de aislamiento, donde se le encontró otra cuchilla oculta en su ropa interior.

Al día siguiente sobre las 9.10 horas, cuando aún se hallaba en aislamiento cumpliendo la sanción disciplinaria, comenzó a mostrarse muy violento, gritando y golpeando la puerta de la celda en la que estaba. Al acudir los funcionarios de vigilancia, el acusado les amenazó de muerte reiteradamente y trató de agredirles, por lo que los trabajadores penitenciarios tuvieron que emplear la fuerza necesaria para su contención.

El interno fue incrementando su actitud violenta a lo largo de la mañana, lo que provocó que, a las 13.05 horas, fuera necesario aplicarle sujeción mecánica para evitar nuevos ataques.

Cuando el interno ya estaba reducido y sujeto por el resto de los funcionarios presentes y con las sujeciones mecánicas en los brazos, tobillos, cintura y piernas, la Fiscalía sostiene que V. E. R. C., «golpeó al interno sin necesidad ni justificación en los testículos con la defensa de goma reglamentaria que llevaba». El recluso no sufrió lesiones ni precisó asistencia médica.

Por tal motivo, la Fiscalía sostuvo desde un primer momento que estos hechos eran constitutivos de un delito de torturas y de un delito de maltrato de obra sin causar lesión. Esto pese a que, el ahora condenado, mantuvo en su declaración jurada la semana pasada que «en ningún momento quise torturar o agredir al interno, sólo lo reduje porque tenía un comportamiento muy agresivo y la noche anterior había amenazado con matarnos».

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