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Viernes, 21 de marzo 2025, 19:52
En sus diez años de andadura, el Tanatorio Noega El Lauredal se ha convertido en un lugar de referencia para los gijoneses que tienen que despedir a sus seres queridos.
Rodeado de naturaleza y dotado de unas acogedoras instalaciones, ofrece la tranquilidad y comodidad imprescindibles en un momento tan delicado como la pérdida de un ser querido.
La cercanía y la profesionalidad del equipo de Funerarias Noega son también aspectos muy valorados por las familias, que se han convertido en sus principales prescriptores.
Tradición y vanguardia
«Las instalaciones idílicas, la gestión intachable y el trato tan humano y con cariño del equipo fue lo que hizo que un momento tan difícil como éste, se hiciese mucho más ameno y relajado», manifiesta uno de sus recientes usuarios. Para otro, «el sitio es espectacular. Sus jardines, sus salas, la tranquilidad que se respira. En momentos como éste, se agradece tanta humanidad y saber hacer», destaca.
Estos testimonios, extraídos de reseñas reales de los usuarios, reflejan el sentir generalizado de las familias que eligen el Tanatorio Noega El Lauredal para dar el último adiós a los suyos. Un reconocimiento ganado día a día gracias al trato personalizado y la calidad de unas instalaciones únicas que combinan a la perfección tradición y vanguardia.
Situado en la antigua Finca Bango, este tanatorio es un conjunto arquitectónico construido a finales del siglo XIX que Funerarias Noega decidió recuperar para que los gijoneses tuvieran un espacio único donde despedir a sus seres queridos.
El recinto cuenta con más de 4.000 metros cuadrados de jardín y árboles centenarios donde el tiempo parece haberse detenido.
Atención integral
Además, Noega proporciona a las familias atención telefónica 24 horas y todos los servicios necesarios para la despedida de los suyos: velación, catering en sala, publicación de esquelas, ceremonias personalizadas, acompañamiento musical, floristería, cremación, inhumación y asesoría jurídica.
Concretamente, el tanatorio tiene cinco salas velatorio diferenciadas y decoradas de forma individualizada. Todas cuentan con aseo propio (uno de ellos incluye ducha) y una zona privada para asegurar la intimidad familiar.
En la parte superior, impresiona la luz que entra por las vidrieras, desde donde además se pueden contemplar unas magníficas vistas.
El edificio dispone de ascensor y es totalmente accesible para personas discapacitadas.
Junto al tanatorio, hay un aparcamiento gratuito con 25 plazas destinadas a los familiares y personas más allegadas. Fuera de la finca, hay 200 plazas más para las visitas en una zona que conecta con la entrada principal del jardín.
La cafetería, situada en la antigua casa de los guardeses, es una construcción singular que mira a los jardines. Finalmente, la sala de culto ofrece la posibilidad de realizar despedidas personalizadas civiles y religiosas.
En definitiva, un lugar distinguido en el que calidad y calidez se aúnan para hacer más fácil el momento más difícil.
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