Barbón: «Esto ha sido una tragedia, pero abrir sin fijar la ladera sería una irresponsabilidad»

«Esto es una ruina total», clamaba Manuel Ángel Menéndez, Regenta el restaurante La Casera, en Soto de la Barca, tiene cuatro trabajadores y unas jornadas del gochu anunciadas y organizadas para el fin de semana. El argayo les deja «en tierra de nadie» y con pérdidas desde el primer momento. «Abrimos a las 5.30 para dar pinchos y café al turno que va a la mina, pero ahora nadie pasa por aquí», detalla.

«A nosotros los proveedores de fruta de Proaza que tenían que llegar a las seis de la mañana nos vinieron a las nueve», compara Daniel Suárez, de Alimentación Vírgen del Carmen. «Es un desastre, es que se junta todo. Como cayó el puente de La Barrosa ahora vamos por la vieja Nacional, que estaba prácticamente cerrada desde hace 20 años, la usaban cuatro para ir a los pueblos, y no está preparada para todos los camiones y coches que ahora están obligados a usarla, hay muchas retenciones», abunda.

«La Nacional está llena de hundimientos, se cae en varios sitios», confirma Sergio Hidalgo, alcalde de Salas. «Es todo una verguenza, los vecinos están indigandos y esto provoca perjuicios económicos directos», abunda. «Con la Navidad a la vuelta de la esquina mucha gente va a dejar de venir», teme Daniel Suárez.

El argayo suma una piedra más en un malestar que viene de lejos. El pasado año la AS-15 ya pasó 18 días cortada. Este año el desprendimento de Casazorrina dejó sin fecha de estreno prevista a la prometida autovía y exigió un 'by-pass' con el que recuperar al menos la Nacional. El puente de La Barrosa parecía haber terminado la cadena de infortunios, hasta que llegó la desgracia del sábado.

«Hay desgracias que son absolutamente inevitables», valoró ayer el presidente del Principado, Adrián Barbón. «He tenido que escuchar cosas que me parecen indecentes. Que fue por falta de mantenimiento, cuando eso no es verdad», explicó. El desprendimiento se originó al fragmentarse un macizo a unos 200 metros ladera arriba, «fuera de todo dominio público de seguridad; es imposible mantener eso», dijo Barbón.

El presidente pidió no hacer política con la desgracia y dijo que el evento «tiene que ver con el cambio climático que vivimos». Antes en Asturias «llovía mucho pero dilatado en el tiempo, ahora en pocos días pero con tal cantidad que genera problemas con los argayos». Es una realidad «que vamos a afrontar a partir de ahora siempre», declaró.

En un informe preliminar los técnicos del Principado identifican tres fragmentos inestables en el macizo. «El riesgo es que hayan concentraciones de agua y que supongan que en los próximos días puedan seguir cayendo», advirtió el presidente. Barbón pidió un voto de confianza para los especialistas y previno que la obra de reparación «es muy compleja». «Esto ha sido una tragedia pero si abrimos sin fijar la ladera, sería una irresponsabilidad», consideró.

«No hay maldiciones bíblicas ni males de ojo en lo que está ocurriendo en el suroccidente», opuso Álvaro Queipo, diputado del PP que atribuye los problemas a la «falta de compromiso en inversiones y mantenimiento». «El Gobierno del Principado tiene en los presupuestos la herramienta idónea para pasar de las palabras a los hechos, demotrando con recursos su compromiso con el suroccidente», apremió Adrián Pumares, de Foro.

Sergio García, de Ciudadanos, recuerda que para esas cuentas su partido ha solicitado fondos para una estrategia de prevención de los argayos. Desde IU, Ovidio Zapico instó a «avanzar en carreteras más seguras» e insistió en prolongar el trazado «rápido y seguro entre La Espina y Cangas».

Somos Tineo por su parte ha solicitado un pleno en el que el Ayuntamiento inste formalmente al Gobierno central a que haga una declaración de zona catastrófica.