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Será este verano o, a más tardar, al inicio del otoño. Asturias habrá perdido os 4.499 habitantes en los que superaba todavía el millón el pasado 1 de enero. Ayer mismo lo reconocía el presidente del Principado, Adrián Barbón, en sus redes sociales, en ... las que admitió que «Asturias bajará este año del millón de habitantes. Hay que decir las cosas como son, sin paños calientes, sin rodeos. Así lo dije ya el 9 de marzo de 2020 -hace más de dos años- y así será».
Barbón, con todo, quiso hacer ver que la estadística que apunta a que Asturias tendrá más de 1 de cada tres habitantes por encima de los 65 años de edad no es irreversible. Subrayó que «Asturias bajará este año del millón de habitantes pero si lo hacemos bien y aplicamos políticas demográficas intensivas durante los próximos 15 o 20 años, podremos revertir la situación».
Sin embargo, no avanzó ayer nuevas medidas más allá de las que las ya aplicadas «sesde que asumí la Presidencia del Principado de Asturias el 20 de julio de 2019», cuando «empezamos a aplicar políticas demográficas, como deducciones especiales a las personas que viven en las zonas en riesgo de despoblación, deducciones para retener y atraer talento o este mismo año, ayudas directas por cada nacimiento».
El presidente hablaba así del cheque bebé de 1.000 euros por niño nacido en Asturias a partir de este año. Es de suponer que en breve tendrá que anunciar otras medidas, y ayer mismo admitió que «tenemos que decir la verdad: las políticas demográficas no dan resultado de un año para otro, en los países que las han aplicado y han tenido efecto se necesita ese tiempo para que se vean sus efectos reales. Si alguna persona o algún político dice lo contrario, sencillamente, miente.
En todo caso, no solo baja la el número de habitantes, sino que los que quedan serán cada vez más viejos. El presidente estima que «el principal problema demográfico de Asturias radica en que el número de muertes triplica al número de nacimientos. No solo tiene este problema Asturias. El noroeste español (Castilla y León o Galicia) sigue un patrón muy similar. El pasado año, la población española quedó estancada, con un 0,1% de crecimiento. La misma comunidad de Madrid perdió el pasado año población. Toda Europa envejece», insistió.
El Observatorio del Territorio de la Universidad de Oviedo trabaja constantemente sobre el problema de la situación demográfica de Asturias y, de hecho, el Plan Demográfico del Principado es obra intelectual suya. Una de sus más destacados miembros es la geógrafa e investigadora Cristina Fernández Bustamante, que resta valor a la cifra del millón de habitantes: «El problemo no es solo de cifra, también de estructura poblacional. De nada serviría tener cinco millones de habitantes si todos son viejos, si todos son dependientes». De hecho, tampoco la solución está en el fomento lineal de la natalidad: «Si de repente hubiese una explosión de los nacimientos, durante los próximos 20 años tendríamos doble dependencia: de los niños respecto a los padres y también un gran aumento de la población de más de 65 años, porque los grupos de edad con más representación en Asturias ahora son los mayores de 45 años».
Por ello, aboga por medidas que sirvan para «recuperar o traer personas de los grupos de edad en que se trabaja, con medidas para fomentar el retorno de jóvenes que emigraron, y atención al inmigrante y su integración sociolaboral, algo que tendremos que saber gestionar».
Bustamante duda de que el cheque bebé, por sí solo, sirva de algo: «Yo no me plantearía tener un bebé por cobrar mil euros. Otra cosa sería tener un aporte todos los meses y una reducción en las cotizaciones. Y que se facilitase la concilación a los padres». En todo caso, no cree que falten ganas de ser padres: «Cuando estábamos elaborando el Plan Demográfico constatamos que el problema fundamental es el salto del primer al segundo hijo. Muchos quieren tener más de uno, pero con el primero se dan cuenta de lo difícil que les resulta conciliar y se detienen ahí».
Por otro lado, señala que «hay un cambio cultural bestial que resultará muy laborioso y largo reconducir», dado que la sociedad actual es mucho más individualista que la de hace unas décadas. «No hay sentido de comunidad, y eso también influye a la hora de decidir si tener o no hijos».
Por su parte, Abel Fernández coincide en que «nadie tomará la decisión de tener un hijo por un cheque bebé de 1.000 euros», y subraya que «hacen falta políticas demográficas integrales», entre las que, como Bustamante, subraya «la facilitación de la conciliación familiar, con más guarderías accesibles y horarios laborales más razonables» y «los planes para incorporar a inmigrantes en edad de trabajar, porque Asturias, hoy por hoy, cobra más de 4.400 millones de euros en pensiones y solo contribuye con algo menos de 2.100 al sistema. Asturias genera el 11% del total del agujero nacional de la Seguridad Social», detalla.
Recuerda Fernández que el Principado experimentó una gran afluencia de inmigración nacional en la década de los 60 del siglo XX, coincidiendo con el auge de la siderurgia y la minería, pero que cuando a fines de siglo hubo que reconvertir la minería «se compró la paz social con jubilaciones y prejubilaciones muy altas que sacaron del mercado a mucha gente en edad de producir y, en parte, a sus hijos. Los efectos de eso, que muchos políticos no quisieron ver, los tenemos ahora».
En contraste, pide que «tomemos medidas para recaptar a nuestros jóvenes mejor formados, que se van, lo que no es malo. Lo malo es que no vuelven luego, con la experiencia que acumulan».
El sociólogo Jacobo Blanco, por su lado, hace un análisis similar y advierte de que «si no cambian las tendencias, en un plazo de 80 años Asturias será una región de 300.000 habitantes, lo que no debería sorprender a nadie. A mediados de los 60 Mieres y Langro pasaban bien de 70.000 habitantes y hoy tienen la mitad, igual que el suroccidente ha perdido la mitad de su población desde 1980. Esta tendencia se va a acelerar en las próximas décadas, cuando vayan desapareciendo las cohortes de población de más edad y las más jóvenes, con muchos menos contingentes, no puedan reemplazarlas. Y afectará a Oviedo, Gijón y Avilés», no solo a la zona rural de la región.
Afirma el sociólogo que la baja natalidad no se debe a la falta de deseos de tener hijos. «El 80% de las mujeres quieren tener hijos, y el 60% quieren dos o más, pero tanto los hombres como las mujeres deben poder conciliar, algo que no ocurre». Y propone seguir el modelo de Holanda: «Allí, el 80% de las mujeres tiene muy buenos empleos a tiempo parcial y bien remunerados. Eso permite la conciliación a unos y otras». Respecto al cheque bebé, como está planteado en Asturias, Blanco es muy directo: «No tiene sentido. Incluso cuando Zapatero sacó su cheque bebé, que equivalía a 4.000 euros actuales, apenas se logró subir un 5% la natalidad». Por ello, propone «ayudas directas a la familia, prolongadas en el tiempo y que aseguren un mínimo a los hijos hasta los 16 o 18 años, y ayudas a la vivienda para madres o padres solos». Francia o Alemania dedican seis veces más recursos por habitante que nosotros a estas ayudas, y el promedio europeo es tres veces superior al español». Por último, Blanco anota que «no es muy importante bajar del millón de habitantes, pero lo que implica que hayamos llegado a esta situación es que en Asturias falta proyecto de futuro».
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