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El Gobierno del Principado irá esta vez «hasta el final» en el proceso para impulsar la oficialidad del asturiano, lo que implica su debate y votación en la Junta para que todos los partidos se retraten al respecto. Y tal y como había anunciado el ... sábado a través de sus redes sociales el propio presidente, Adrián Barbón, ayer su gabinete cursó invitación a todos los grupos parlamentarios –salvo a Vox– y también a la Academia de la Llingua para reabrir el próximo 23 de mayo la negociación política en torno a la reforma del Estatuto de Autonomía
Barbón dijo haber aprendido de los errores cometidos en la pasada legislatura, cuando habiendo apoyos parlamentarios y voluntad inicial para sacar adelante esta reforma, todo saltó por los aires. Ahora, con un escenario bastante más complicado, quiere tratar de evitar que esta situación se repita y ha dejado claro por adelantado que la reforma tendrá como único y exclusivo objetivo la modificación del artículo 4 para abrir la puerta a la oficialidad del asturiano. Esto es, en esta ocasión no se abrirá el debate a otras cuestiones para no dar excusas para el bloqueo y, además, pase lo que pase en la negociación inicial, se elevará la propuesta como proposición de ley a la Junta. «Esta vez nadie puede decir que vamos a enredar porque se va a votar y en ese momento los grupos políticos van a tener que marcarse», advirtió.
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Su aprobación requiere de una mayoría reforzada de 27 de los 45 diputados, y si bien en la legislatura pasada el reparto parlamentario era más favorable (PSOE, Podemos, IU y Foro sumaban justo 27 votos), en esta ocasión no salen los números. Las formaciones partidarias de la oficialidad apenas suman mayoría simple en la Cámara.
Por eso Barbón ha querido trasladar toda la presión al PP, partido sin el que será imposible aprobar la ley, y le anima a «camudar» –cambiar en asturiano– su posicionamiento tradicional con respecto a la oficialidad, igual que hiciera la FSA en el congreso celebrado en 2017.
El también secretario general de la Federación Socialista lleva días haciendo alusiones directas –aunque sin citar nunca su nombre– al presidente del PP, Álvaro Queipo, asturianista, falante y con mayor sensibilidad hacia la llingua que su antecesora, y a quien reta a posicionarse de forma más clara ante los movimientos asturianistas. Queipo fue, de hecho, el primer líder del PP asturiano en reunirse con el presidente de la Academia de la Llingua, pero hasta el momento se ha mantenido contrario a la oficialidad.
Ayer, precisamente durante su visita a la exposición 'Conceyu Bable nel sol tiempu. L´Asturies de va mediu sieglu', en el Archivo Histórico, Barbón decía «esperar de corazón» que el nuevo PP «haga un ejercicio de responsabilidad y 'camude' la posición histórica del partido», al igual que la propia Federación Socialista Asturiana hizo hace ahora siete años. Eso sí, avisa de que «no vale refugiarse en la abstención. No valen medias tintas».
El líder socialista, quien amplió ayer su agenda para recibir a la exconsejera de Cultura y escritora Berta Piñán, con motivo de la publicación de su nueva obra, avanzó que el Gobierno acudirá al encuentro con los grupos políticos y el máximo representante de la Academia de la Llingua con una propuesta concreta de modificación del artículo 4 del Estatuto de Autonomía, que ahora mismo recoge que «el bable gozará de protección. Se promoverá su uso, su difusión en los medios de comunicación y su enseñanza, respetando en todo caso las variantes locales y la voluntariedad en su aprendizaje», y que «una ley del Principado regulará la protección, uso y promoción del bable».
Si tenemos en cuenta lo planteado en la negociación llevada a cabo en la pasada legislatura por el grupo socialista, es probable que se vuelva a tomar como ejemplo para esta reforma el estatuto gallego y se propondrá una declaración de oficialidad del asturiano con un tratamiento similar para el eo-naviego en su ámbito territorial, con una previsión de que una ley de la Junta General regule el uso oficial y la protección del asturiano y del eo-naviego y alguna referencia a que «nadie podrá ser discriminado por razón de la lengua».
Se da por hecho que la propuesta se tomará en consideración –trámite para el que sólo se necesita mayoría simple– y después se iniciaría el debate en la comisión parlamentaria correspondiente para cerrar un texto que debería votarse luego en el pleno. «Hay que pasar del dicho al hecho y demostrar que somos asturianistas no de boquilla», anotó Barbón, quien también recordó que el dirigente popular «a pesar de su tono bronco, presume mucho de querer hacer como hace el PP gallego».
Barbón no quiso entrar a hablar del modelo de oficialidad. El presidente deja esta cuestión abierta y evita referirse a la oficialidad amable, como hacía de forma reiterada durante la pasada legislatura. Recuerda el jefe del Ejecutivo que el modelo se perfilaría a través del futuro desarrollo de la ley, para el que también espera contar con el mayor apoyo posible, y dice estar abierto a debatir dicho modelo y a «buscar el consenso» dentro del marco de la Constitución y del Estatuto de Autonomía.
El presidente de la Academia de la Llingua, Xoxé Antón González Riaño, celebra el paso dado por el Gobierno regional para volver a abrir en esta legislatura el debate de la oficialidad y, frente a quienes creen que es un debate estéril porque no dan los números, Riaño cree que se trata de una «oportunidad» que no se puede dejar escapar. Sostiene que el futuro llingüístico y cultural de Asturias «debe quedar al margen de ideologías y posiciones políticas», porque «forma parte de la identidad de Asturias y no es de derechas ni de izquierdas». Cree además que el reparto parlamentario ahora es el apropiado, porque lo que debe buscarse es «el mayor consenso posible» y el apoyo tanto del PSOE como del PP, en lugar de una imposición de 27 diputados, la mayoría reforzada.
Riaño considera además que el presidente del PP, Álvaro Queipo, «manifiesta una sensibilidad con la llingua y la cultura propia de un líder de centro derecha de Asturias con opciones de gobierno», y le insta a asumir una «previsión constitucional» como han hecho el resto de las comunidades con lenguas propias. «El PP es un partido constitucionalista y, aunque quizá tenía pensado modular los pasos con otro ritmo, se ha precipitado esta oportunidad histórica para dar cumplimiento a la Constitución y debe estar a la altura de las circunstancias», reclama.
La Academia de la Llingua Asturiana se ofrece además para apoyar y asesorar en el proceso negociador que ahora pretende abrir el Gobierno del Principado en el seno parlamentario, «como institución apartidista» y ejerciendo su función de tutela de los derechos lingüistas. La Academia tiene claro incluso su modelo de oficialidad, «garantista», «constitucional», con una aplicación por fases y «de mínimos» económicamente hablando. «No llegaría al 0,5% de los presupuestos de la región»: 30 millones.
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