Barbón abre la puerta a la oficialidad del asturiano sin obligatoriedad de estudio

«He dado de plazo hasta el próximo día 11, para evitar que se contamine con las elecciones europeas, para que los partidos fijen posición y que los que estén de acuerdo impulsen una reforma del artículo 4 del Estatuto de Autonomía para que se tome en consideración en la Junta General y para que haya una votación definitiva», anunció Barbón que considera cumplida la petición que le hizo la Academia de la Llingua «abrir el diálogo».

Precisamente su presidente, Xosé Antón González Riaño, participó en la inédita reunión en la que presentó «una muy documentada propuesta», según alabó el portavoz del PP, Álvaro Queipo, pese a que mantuvo su posición: «Esto ha sido un tropiezu de Barbón», aseveró.

Porque no le convencieron al líder del PP las explicaciones de González Riaño, quien negó que la oficialidad suponga un gasto «hablamos de pasar de 11 millones a 25 millones de inversión al año», sino que trae consigo «un impacto positivo en la economía». Y puso el ejemplo vasco: «el euskera supone el 4,2% del PIB de Euskadi y un 6,28% de todo el empleo creado en la comunidad».

En sus explicaciones, el presidente de la Academia insistió en que la lengua «será curricular», pero «no obligatoria. No se obligará a conocerla y hablarla a un ingeniero o a un cirujano», sino que solo se garantizará «que el asturiano pueda ser utilizado».

Una no obligatoriedad a la que también hicieron cita tanto Xabel Vegas como Adrián Pumares o Covadonga Tomé. El primero alabó «la sensibilidad hacia el asturiano de Álvaro Queipo», a la vez que considera que la posición del portavoz del PP sobre la oficialidad «será una prueba de fuego para testar su liderazgo». Mientras Adrián Pumares anunciaba que «tomaré una posición tras hablar con los órganos de mi partido», Tomé insistió en que «no será obligatorio».

Algo que no convenció al único participante en la reunión al que había que convencer. «No puede ser obligatorio y si se declara oficial lo será», explicó el presidente del PP. De hecho, insistió Álvaro Queipo en que «no existe la oficialidad amable de la que hablaba Barbón, no es cierta». Si antes de la reunión la calificó de «intrascendente», tras finalizar dijo que fue «una pantomima de carácter electoral que solo alimenta la crispación en Asturias».

Sin embargo, Barbón insistió: «Este debate no acaba hoy». Y tras decir que «asumo mi error de la pasada legislatura», le recordó a Queipo que «en 1998, su grupo cambió de opinión sin congreso ni promesa electoral». Y volvió a vaticinar: «El PP se abstendrá.