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El presidente del Principado, Adrián Barbón, mantuvo ayer una serie de cuatro reuniones con los portavoces de los partidos con representación en la Junta General, a excepción de Vox, dentro de una escenificación del tono que el socialista quiere imprimir a la XII legislatura. Barbón, ... de hecho, anotó al explicar el resultado de esos encuentros que se trata de «reuniones marcadas por la cortesía parlamentaria debida», que antes de su llegada, según subrayó él mismo, «no era lo habitual».
Pese a tratarse en principio de unos encuentros de cariz más diplomático que político, la lógica parlamentaria les imprimió, por supuesto, un marcado poso de actualidad. En el primer encuentro, el portavoz del PP, Diego Canga, empleó la zanahoria y el palo. La atracción, ofreciendo un acuerdo, si no de legislatura, sí de actividad legislativa y de apoyo presupuestario, siempre sobre la base de que Barbón gobierne sin apoyarse en IU y sobre propuestas referidas a reto demográfico, paro, sanidad, ayuda a los mayores y lucha contra la burocracia».
El palo, advirtiendo al presidente de que a Asturias «le conviene» que los dos grandes partidos lleguen a acuerdos, en un contexto en el que todas las comunidades autónomas que rodean a Asturias están gobernadas por el PP y, según Canga, dentro de diez días habrá un cambio de signo político en La Moncloa.
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Sin entrar en conflicto directo por el segundo argumento ni desdeñar el primero, Barbón sí que dejó clara su hoja de ruta. Lo hizo en un discurso de posibilismo y de buenas intenciones para la legislatura, pero también en una apuesta decidida por lograr «un gobierno progresista», bien sea por un pacto de legislatura con Convocatoria por Asturias, bien por acuerdos puntuales, sin descartar por ello que se pueda llegar a puntos de encuentro con el PP en temas como «desempleo o sanidad», en los que «coincidimos y el PP no tiene por qué retraerse o desaparecer por el hecho de que haya un Gobierno con Convocatoria por Asturias». Es más, Barbón recordó que en tiempos «de Tini Areces como presidente, hubo un Gobierno con IU y, sin embargo, se llegó a acuerdos con el PP».
Así que son posibles los puntos de encuentro, al menos desde la óptica de Barbón, con el PP incluso en el caso de que haya un gobierno de coalición con IU -Canga estima que eso lo dificultaría mucho-.
En cambio, lo que sí que parece haber asumido Barbón como una suerte de intento de condicionamiento excesivo por parte del portavoz popular, Diego Canga, es la recomendación de éste de llegar a acuerdos con el PP porque «a Asturias le conviene» en el contexto de giro nacional y autonómico hacia la derecha antes mencionado. A esto, Barbón respondió que si un todavía hipotético Gobierno nacional «de la derecha o con la extrema derecha castigase a Asturias por haber optado por un Gobierno progresista, el problema sería suyo y los ciudadanos deberían tomar nota».
Y pasó al ataque el presidente, preguntando si un Gobierno del Partido Popular mantendrá con el Principado los compromisos adoptados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que volvió a desglosar, tales como «el plan de cercanías, la renovación de la flota ferroviaria o los 285 millones de euros para el vial de Jove, que traerá muchos empleos a Gijón. La respuesta sería terrible si no fuera así», dijo, y recordó que «defendí y defiendo Asturias ante el Gobierno central que sea, de mi signo o de otro». Y remató: «Mi obligación es propiciar una visión progresista de Asturias, de una Asturias que no se deja involucionar» y que calificó de «isla» entre las comunidades del PP.
Dicho todo lo anterior, Barbón insistió de todas las formas posibles en que su opción es la de llegar a un acuerdo con Convocatoria por Asturias para que, con ellos dentro o fuera del Gobierno, el de Asturias sea un Ejecutivo progresista, y marcó como meta «que los nuevos consejeros puedan tomar posesión de sus cargos el 1 de agosto», lo que delimita el campo de negociación a los próximos 17 días.
Aún no se está hablando de consejerías con Convocatoria, aseguró, pero lo que sí dejó más que claro es que «con Podemos aún no ha habido ningún avance», y lo achacó a la falta de entendimiento interno entre la diputada, Covadonga Tomé, y la dirección del partido morado. A ambos les instó a solucionar esas desavenencias para poder negociar con ellos: «Convocaremos una reunión con Podemos y veremos si hay más sintonía entre la diputada y su organización». La hipótesis de sumar el apoyo de Podemos podría permitir a Barbón gobernar con el apoyo de 23 de los 45 diputados.
Pero si ese vigésimotercer diputado está aún muy en el aire, ayer fue más que claro, tanto por los gestos como por las las palabras de uno y otro, que Barbón y el portavoz de Convocatoria por Asturias tienen ya un entendimiento muy claro. El presidente volvió a agradecer que el grupo parlamentario que lidera Ovidio Zapico vaya a otorgarle su apoyo en el pleno de investidura de la próxima semana tanto si hay un acuerdo de legislatura como si no.
Respecto a por qué excluyó a Vox de esta ronda de reuniones, reiteró al inicio de su discurso que no hablará con un partido «que niega la existencia de la violencia de género, los derechos de la comunidad LGTBI y hasta nuestro sistema autonómico. Respetando mucho a sus votantes, no voy a participar en un blanqueo».
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