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CLARA G. SANTOS
GIJÓN.
Lunes, 8 de agosto 2022, 00:13
Son las dos de la tarde y un sol de justicia cae sobre los bañistas. En la arena, un bañista apura su cigarro pausadamente mientras varias familias charlan a escasos metros del humo. Escenas como esta, perfectamente integradas en el imaginario colectivo, podrían ... cambiar a partir del próximo verano.
Las playas asturianas deberán ir adaptándose poco a poco a la normativa europea que marca 2025 como fecha tope para convertirlas en espacios sin humo, reglamento que ya empieza a dar sus primeros frutos en España. Hace justo una semana Barcelona prohibía fumar en sus arenales, imponiendo una multa de hasta 30 euros para aquellos que incumplieran reiteradamente el veto.
En nuestra región el escenario es otro y, en principio, el Principado rechaza la adopción de medidas con carácter coercitivo. «Seguiremos trabajando en la vía de la sensibilización social», explican fuentes de Salud Pública. Desde este departamento se impulsó hace años la Red de Playas sin Humo. Una iniciativa que cuenta con la colaboración de varios municipios costeros cuyas playas han pasado a tener la distinción de libres de humo. A efectos prácticos, ello supone la difusión de esta nueva condición por medio de carteles y la recomendación de dejar de fumar dentro de sus límites.
Aunque de momento el Principado se niega a invocar prohibición alguna, cada vez son más los ayuntamientos costeros que estudian endurecer las medidas existentes contra el tabaquismo en sus playas. La alcaldesa de Muros de Nalón, Carmen Arango, es una de las políticas municipales que contempla esta posibilidad de cara al verano 2023. Eso sí, precisa la regidora, «habría que estudiarlo en detalle para determinar cómo se podría aplicar en los arenales del concejo».
Tampoco el alcalde de Soto del Barco, Jaime Menéndez Corrales, descarta adoptar medidas sancionadoras a largo plazo. Desde hace años un cartel avisa a la entrada de Los Quebrantos, en San Juan de La Arena, de que se trata de una playa libre de humo. Sin embargo, ello no ha impedido que la gente siga fumando y dejando sus colillas clavadas en la arena. Pese a la retahíla de recomendaciones sociales, advierte el alcalde, parece que el mensaje no termina de calar en la población. Por ello, y dado que la falta de concienciación hace mella tanto en la limpieza de estos espacios públicos como en la salud del resto de usuarios, el Ayuntamiento de Soto del Barco plantea la posibilidad de cambiar su enfoque en los próximos años.
Una opinión radicalmente distinta sostiene Iván López, concejal de Medio Ambiente de Castrillón. «Desde hace años la recomendación es visible en nuestras playas, pero de momento no pensamos en ir más allá», explica el edil. Dar el siguiente paso y optar por la prohibición equivaldría, según él, a despertar el rechazo de la población. «Por ahora, preferimos convencer con argumentos sobre los perjuicios, a nivel de salud y medioambientales», precisa el socialista.
Colunga, las playas de La Griega, La Isla y El Astilleru son algunas de las playas que se incorporaron este verano al listado de los arenales asturianos reconocidos como espacios libres de humo. Ello no implica que ese distintivo, promovido por la Consejería de Salud, prohíba fumar. La teniente de alcalde, Blanca Gayo, recuerda que tampoco es sancionable. De cara al futuro, en el Ayuntamiento no tienen previsto seguir los pasos de Barcelona. Ahora bien, Gayo pone el énfasis en la importancia de «evitar» la presencia de colillas en la arena para cuidar los espacios que, recuerda, «son de todos».
En Llanes, el concejal de Playas, Juan Carlos Armas, coincide en la necesidad de desterrar definitivamente las colillas. En ese residuo identifican el principal problema, si bien «por el momento» no tienen pensado aplicar ninguna prohibición. Sí indica que con anterioridad barajaron la posibilidad, pero sin llegar a materializarla por la propia limitación de los recursos municipales. «En playas pequeñas es complicado», explica Armas.
El problema para los ayuntamientos, llegados a este punto, consistiría en cómo hacer efectiva la prohibición con medios escasos. Como ejemplo apunta la alcaldesa de Muros a la dificultad con la que ya se encuentran para controlar el acceso de perros a playas. El mismo ejemplo de los canes pone la regidora de Caravia, Salomé Samartino, para evidenciar los pocos medios de control de los ayuntamientos. En su concejo, recuerda, ni siquiera cuentan con Policía Local, por lo que no se plantean establecer nuevas restricciones. «¿Va a hacer el control Salvamento? ¿Y tiene poder sancionador?», reflexiona. De momento, tampoco en Ribadedeva está sobre la mesa esa prohibición, según apunta su alcalde, Jesús Bordas.
En Tapia de Casariego ya son tres playas las que lucen la distinción de arenal libre de humo. Por ahora, se trata solo de una recomendación, pero desde la Alcaldía estudiarán la posibilidad de endurecer las medidas. «Ya no por la salud solamente, sino por lo que tardan en desaparecer de forma natural las colillas» de nuestras playas.
NOTICIA ELABORADA CON INFORMACIONES DE ALEJANDRO L. JAMBRINA, GLORIA POMARADA Y ÁNGELA RODRÍGUEZ
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