La cafetería La Biblioteca, que ha optado por servir pinchos y cafés a domicilio, llenó sus sillas con esqueletos como protesta. MARIETA

Coronavirus en Asturias | Avilés echa el cierre, pero se reinventa

El comercio minorista no pudo abrir, pero algunos hosteleros han buscado una alternativa el servicio de recogida de comida en el local

ALEJANDRO L. JAMBRINA

AVILÉS.

Jueves, 5 de noviembre 2020, 01:51

Ayer Avilés amaneció mucho más triste y vacío que de costumbre. Las principales arterias del centro, como la calle de La Cámara o la plaza de España, presentaban a primera hora una estampa poco habitual para un día laboral, con las persianas de casi ... todos los comercios bajadas, sin apenas gente en las calles y una sensación que recordaba a las primeras semanas del mes de marzo.

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El mercado de la plaza de Abastos y los supermercados eran los únicos lugares en los que se notó algo de movimiento, llegando incluso a formarse alguna cola según avanzaba la mañana. También en entidades bancarias del centro, en las que los clientes llegaron a protestar a pie de calle por «la mala organización y lentitud de los bancos».

El comercio minorista, por su parte, estuvo cerrado a cal y canto, pero eso sí, algunos hosteleros avilesinos recurrieron a la imaginación y tiraron de recursos para mantener la actividad en el primero de los 15 días de cierre obligatorio. A las seis de la mañana se encendían las luces de la cafetería La Biblioteca para preparar algunos pinchos y poner a punto las cafeteras.

La hostelería se reinventa

Este negocio ha optado por prestar a sus clientes un servicio de reparto a domicilio combinado con el 'take away' o recogida en el local. «Es una fórmula viable que no incumple ninguna de las restricciones y que nos permite tener abierto el negocio, del que dependen 43 familias», explicaba la dueña de La Biblioteca, Mónica Suárez, mientras repartía los pedidos de varios clientes. «Está teniendo una gran acogida, sobre todo vienen a buscar cafés y comida trabajadores».

Como curiosidad, este negocio llenó de esqueletos de plástico las mesas del interior de su local en una mezcla de ironía y humor tras el cierre obligatorio que les mantendrá alejados de su clientela durante las próximas dos semanas. «Con esta nueva situación nos morimos de pena, y nuestros clientes también».

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La estrategia de mantener el servicio de puertas para afuera también la ha seguido Miguel Suárez, dueño de la cafetería Antonio. Este hostelero ha optado por colocar una mesa en la puerta, a modo de barra. «Ha sido la alternativa que he encontrado para no quedarme en casa. Mi abogado me ha dicho que no hay problema y si vendo diez cafés, al menos serán ingresos para la caja», reconoce Suárez.

Hay quien no ha tenido tanta suerte. Comercios como la tienda de ropa Cresport ultimaban ayer el cierre y repensaban alternativas de negocio. «Hemos anunciado en las redes que atenderemos pedidos por teléfono, pero tampoco será una solución», asumía Andrés Crespo. «Seré una excepción, pero creo que esta es la medida que había que tomar por el bien común, pero necesitamos ayudas económicas para superar los 15 días», apostilla.

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