El AVE asturiano llega con más de tres minutos de retraso el 76% de las veces

El 21 de mayo se estrenó en este corredor el AVE S-106 y el 22 de julio lo hizo el Avlo S-106. La Serie 106 (S-106) es la forma que tiene Renfe para denominar los trenes que Talgo fabricó bajo el nombre de Avril. En total y hasta el 31 de julio la versión AVE sumaba 270 servicios y la Avlo 20. En la primera gama el 76,2% incumplieron el objetivo de puntualidad, fijado por la compañía en una demora máxima de tres minutos. El Avlo, marca que se vende como alta velocidad de bajo coste, dio un resultado levemente mejor, saliéndose de ese objetivo el 75% de las frecuencias.

Cabe recordar que la Serie 106 está circulando en cinco líneas de todo el país, cosechando a nivel global una impuntualidad del 59,28%, lo que sugiere que el corredor asturiano es uno de los que más problemas está sufriendo. La impuntualidad global de la serie está muy por debajo del 23,8% que promedian los servicios AVE y Larga Distancia.

Hace 79 días que se empezaron a estrenar estos trenes, y en 352 viajes se superaron demoras de diez minutos, en 99 la cosa se fue media hora o más, y en 28 superó la hora. Las incidencias son el pan nuestro de cada día, sobre todo de la relación Vinaroz-Madrid-Gijón, la más larga de cuantas se operan con S-106.

El tren que debía salir ayer de la localidad castellonesa a las 10.27 acumuló un retraso de hora y media antes de llegar a Chamartín; para reducir perjuicios Renfe fletó de urgencia un segundo tren especial para los viajeros que tenían billete entre Madrid y Asturias, gracias al cual terminaron su viaje una media hora más tarde de lo que previsto. El Avlo que venía de Madrid tuvo diez minutos de retraso y el AVE con salida a las 16.37 de Chamartín acabó con 22 minutos de más.

El incidente que colmó la paciencia de Renfe fue que un Avlo quedara atrapado dos horas en un túnel en Chamartín, sin luz ni aire acondicionado. Las indemnizaciones de las 32 circulaciones que se vieron afectadas ese día las estima en 390.000 euros. El pasado año, sin el S-106, la operadora pagó 43 millones en compensaciones a sus clientes.

Además de plantear una reclamación a Talgo por daños y perjucios, Renfe activó ayer las primeras medidas de continción. Hasta ahora su idea era que el Avlo S-106, el tren de mayor capacidad de España con 581 plazas, circulara con un maquinista y un interventor a bordo. Ahora al interventor le acompaña un tripulante más.

También se les ha dado llaves para que accedan al agua embotellada de reserva con la que se reponen las máquinas de autoventa en un tren que carece de cafetería. De esta forma se ha doblado hasta las 500 botellas la capacidad de atención. La empresa está preparando un informe que fije cambios operativos, entre los que cabe ampliar los tiempos de estacionamiento o reajustar los horarios de los trenes.

Desde el sindicato de maquinistas (Semaf), Pablo Rodriguez Prado, ve normal que se produzcan incidencias al estrenar nuevo material pero con la S-106 «se están produciendo en mayor número pendientes de aclarar su justificación, lo que deja entrever que su puesta en servicio ha podido ser precipitada».

Diego Sánchez, secretario de organización de CGT Asturias, destaca que estos trenes «desde el principio dieron problemas, ya en las pruebas». El encargo fue de los primeros que se hicieron en convocatoria abierta, pujando varias compañías y Talgo se llevó el contrato con el precio más bajo. «Es una empresa contrastada pero al final lo barato sale caro», razona.

Su central remitió a mediados de julio una carta al presidente de Renfe identificando 20 fallos que afectan a la mecánica, confort de los viajeros y trabajadores, instando su corrección.